
Una calçotada es una experiencia que todos deberían de vivir al menos una vez en la vida, aunque si es al menos una vez al año y en plena temporada, mejor todavía. Esta tradición catalana consiste en disfrutar de una calçotada, un asado de cebolla blanca alargada, acompañada de salsa romesco y un porrón de vino tinto. Este plato típico de la gastronomía catalana se come entre noviembre y abril, pero el punto álgido de la temporada de calçots está en enero y febrero.
La calçotada es el ritual de asar los calçots en la parrilla y comerlos con las manos y babero. Una calçotada tradicional es una costumbre de campo, rústica donde las haya, y donde mancharse está asegurado. Se trata de la fiesta gastronómica más tradicional de Cataluña, es entretenida y, sin duda, muy divertida.
La capital del calçot es el municipio de Valls, en Tarragona, donde se encuentra la Indicación Geográfica Protegida “Calçot de Valls”, un sello de calidad concedido directamente por la Unión Europea. En este pueblo se celebra también la Fiesta de la Calçotada, siempre el último domingo de enero.
Claves para disfrutar de la calçotada
No cortar las hojas del calçot. No solo es porque las hojas no servirán para agarrar el calçot una vez asado, que también, sino que no se deben cortar para que no se salgan los jugos cuando el calçot está en el fuego.
Cocinado con llama. Los calçots se asan tradicionalmente con leña de pino o sarmiento. Se preparan en paralelo en una parrilla doble y es importante meterlos al fuego en llama, no en brasa. El exterior debe quemarse (no te asustes cuando se ennegrezca la parte blanca) y el interior quedará jugoso cuando los deshojemos. Ya que el fuego arderá fuerte, dejaremos cada tanda unos 3 minutos por cada lado.
Los calçots se cocinan en llama viva Almacenarlos en papel de periódico. Una vez retirados los calçots del fuego, se envuelven con hojas de periódico en forma de canuto y se posan en un cajón de plástico por capas para mantenerlos calientes hasta tener todos los manojos listos.
Aprender a pelarlo. Ahora viene la parte divertida. Ten servilletas a mano y el tradicional babero bien amarrado al cuello para no mancharte la ropa. Debes coger el calçot por los tallos verdes interiores y pellizcar justo por donde comienza la parte negra y comienza a estirar. Verás como va saliendo lo quemado suavemente y te quedarás en la mano con la parte blanca asada y un par de hojas como agarradera.
Mojar en salsa romesco y ¡comer directamente! Seguidamente, lo mojaremos en una tradicional salsa romesco hecha a base de tomate, ajo, almendras y avellanas tostadas, pan, aceite, vinagre, pimienta, pimentón y guindilla. Ahora a la boca sin miramientos, ni se te ocurra coger un plato. Los calçots se comen con las manos, inclinando la cabeza hacia arriba y disfrutando del único y delicioso bocado del invierno catalán.
De postre: naranja y crema catalana
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