
Por si no le bastara el encanto medieval a la capital checa, el aroma dulce de los trdelník la hacen aún más especial. No hay quien se resista a este dulce típico de Praga, que lo puedes encontrar tanto en sus puestos de comida callejera como en cafeterías.
No obstante, vale destacar que su origen no se halla en esta ciudad sino en la región de Transilvania, en el entonces reino de Hungría. Por aquella época se le llamaba kürtös kalács, pero cuando se expandió a Eslovaquia adoptó el nombre por el que se le conoce en la actualidad y allí se quedó para siempre. Por eso, nada mejor que recorrer el Puente de Carlos con uno de ellos en mano.
Descubriendo el secreto del Trdelník
La receta del Trdelník consiste en una masa básica hecha de harina de trigo en largas tiras que se enrolla en un tubo cilíndrico, tradicionalmente de madera. En esa posición se cocina y se espolvorea con azúcar y canela, hasta darle una corteza dorada y crujiente.
Aunque se puede consumir sin más, hay quienes le añaden toppings como chocolate derretido, crema pastelera, helado o incluso frutas frescas. Asimismo, hay versiones recientes que llevan rellenos de helado de vainilla, Nutella o crema de avellanas.
De manera que en invierno, lo más común es comerlo al natural o con toppings de chocolate con un café caliente en la mano, y en verano, relleno de helado. Aunque muchos temen por su apariencia tan azucarada, en realidad no es tan dulce y el sabor le hace tanto honor como su olor.