La Navidad es sinónimo de mesas compartidas, recetas especiales y productos que solo aparecen una vez al año. Y aunque pueda sorprender, estas celebraciones también llegan a los centros penitenciarios españoles. Los presos, pese a estar privados de libertad, mantienen el derecho a un trato alimentario especial durante determinadas fechas señaladas del calendario.
En la mayoría de cárceles de España, el 25 de diciembre (Navidad), el 1 de enero (Año Nuevo) y el 24 de septiembre (Día de la Merced) están considerados días festivos a efectos penitenciarios. Coincidiendo con estas jornadas, los menús habituales se sustituyen por propuestas más elaboradas y de mayor calidad.
¿Qué comen los presos en las cárceles españolas por Navidad?
Aunque los menús pueden variar según el centro, el presupuesto y la disponibilidad de productos, existe un patrón común en la mayoría de prisiones. Durante la cena de Nochebuena y las comidas festivas, los internos reciben platos que se alejan del menú diario.
Entre las elaboraciones más habituales destacan las sopas de marisco, los langostinos con mayonesa, el salmón al horno o diferentes platos de pescado. En el apartado de carnes, no es extraño encontrar pavo asado, entrecot de ternera con guarnición, cordero asado o recetas cárnicas más elaboradas.
Como ocurre en muchos hogares españoles, estas comidas se acompañan de tablas de quesos y embutidos, además de frutas en almíbar.
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Dulces navideños y tradiciones que también llegan a prisión
La parte dulce del menú no se queda atrás. En numerosas cárceles se reparten turrones, mazapanes, mantecados, peladillas y otros dulces típicos de la Navidad. En algunos centros, incluso se mantiene la tradición de las doce uvas durante la celebración de Nochevieja.
Eso sí, hay una norma inquebrantable: el alcohol está totalmente prohibido, por lo que los brindis se realizan siempre con bebidas sin alcohol.
Menús adaptados por motivos religiosos o de salud
Un aspecto poco conocido de la alimentación penitenciaria es la posibilidad de solicitar menús adaptados. Los presos pueden acceder a dietas específicas por razones religiosas, médicas o éticas, como menús halal, vegetarianos, veganos, sin lactosa o sin gluten, siempre que estén debidamente autorizados.
Estas adaptaciones también se respetan durante los días festivos, manteniendo el espíritu de la celebración dentro de los límites presupuestarios y normativos de cada institución.
Una Navidad diferente, pero reconocida por ley
Más allá del menú, estas comidas especiales cumplen una función simbólica: reconocer que la Navidad es una fecha social y cultural que trasciende los muros de las prisiones. Aunque la experiencia esté lejos de la celebración familiar, el sistema penitenciario español contempla estas jornadas como una excepción al régimen alimentario ordinario.
Una realidad poco visible que muestra cómo incluso en los contextos más restrictivos, la gastronomía sigue siendo una herramienta de dignidad, ritual y memoria colectiva.
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