En el marco de Intur 2024, la Feria de Turismo Internacional y Negocios de Valladolid, el vino siempre se hace un hueco. No es uno cualquiera, sino que hablamos de vino gallego. Concretamente, Excelencias Gourmet tuvo la oportunidad de hablar con la bodega Viña Costeira, quienes desde 2014 han ido implementando una amplia oferta enoturística para atraer visitantes a los viñedos más norteños de España.
Viña Costeira se ubica en la provincia de Orense, en la más antigua denominación de origen de Galicia, la de Ribeiro. Abierta la bodega desde 1968, en la actualidad, se trata de una cooperativa formada por unos 400 socios que se ha desarrollado hasta convertirse en una de las bodegas más grandes de la comunidad autónoma.
Enoturismo de pazos y maridaje atlántico
En cuanto al enotruismo de Ribeiro, aún se encuentra en desarrollo, pero su oferta no es tan reducida, pues las experiencias van desde la visita con su obligatoria cata hasta la educación más detallada en la producción de sus vinos. Además, Viña Costeira se encuentra en posesión del Pazo de Toubes. Los pazos son estas antiguas casas señoriales gallegas que se reparten por toda su verde geografía. Toubes es del siglo XVIII y es el lugar favorito de los turistas que pasan por la localidad de Cenlle.
La producción vitivinícola de esta bodega se especializa en uvas de variedades blancas como treixadura, albariño y loureira. Desde este departamento aseguran que existe cantidad de referencias en su bodega. "Intentamos tener para todos los gustos", nos cuentan que producen vinos afrutados y ligeros, "sobre todo son vinos muy gastronómicos; fáciles de beber y perfectos para combinar y maridar con la gastronomía gallega", apuntaban desde su stand en Intur 2024.
Compromiso sostenible en la DO Ribeiro
Tampoco olvidan en Viña Costeira el compromiso sostenible que hacen las bodegas para con la tierra. Explicaba el Departamento de Enoturismo gallego que utilizan una "producción integrada", es decir, intentan influir lo menor posible en el medioambiente. Esto lo realizan a través del uso de productos fitosanitarios que permanecen poco tiempo en la planta, así como aseguran que cuentan con diversos medios de detección de plagas y enfermedades de la vid. El objetivo es reducir los tratamientos sanitarios al mínimo y permitir a la vid y a la fruta desarrollarse de forma natural y segura.