Estrenar temporada es, en todos los sentidos, un cambio de clima, de armario, de costumbres… Y de alimentación. Llega el otoño y con él nuevos sabores que añadir a los platos para hacerlos más apetitosos y, sobre todo, más sanos. Ingredientes como las legumbres, las hortalizas, los frutos secos o las setas y champiñones son los más demandados en esta época del año, por ello, Montes de Galicia, el restaurante madrileño que revisita los sabores de la tierra gallega, entre la tradición y la nouvelle cuisine, nos explica los 10 imprescindibles en nuestra dieta otoñal y cómo no, nos invita a degustar su brillante propuesta. www.losmontesdegalicia.com.
1. Pescados azules (salmón, sardinas, anchoas…) Dependiendo del pescado que sea, su contenido en minerales puede llegar a ser 25 veces superior a cualquier otro alimento de procedencia animal. Al ser ricos en Omega 3, son muy recomendables para mantener los huesos fuertes y, además, contienen multitud de antioxidantes y vitamina B y C, buenas para el sistema nervioso.
2. Setas y champiñones. Destacan especialmente por su alto contenido en proteínas de valor biológico, aunque también son ricos en hierro, fósforo y potasio, minerales vitales para que nuestro organismo trabaje adecuadamente.
3. Espinacas. Son perfectas para combinar en dietas que combatan la obesidad por su escaso aporte calórico y su alto poder saciante. Por su composición y propiedades, alivian el estreñimiento, aportan hierro y facilitan el tránsito de los alimentos.
4. Calabacín y calabaza. Su alto contenido en agua y su bajo aporte, tanto de calorías, como de hidratos de carbono, las hace perfectas para que sean el acompañante ideal en cualquier plato. Cocinadas, al vapor, a la plancha o en cremas son el toque de sabor que gana en cualquier mezcla.
5. Coles de bruselas. Uno de los alimentos que más ayudan al organismo. Ricas en vitaminas, fibra y minerales, son especialmente recomendables para bajar el colesterol, tratar la diabetes y controlar la tensión.
6. Espárragos trigueros. Seguramente, el alimento más diurético de la dieta mediterránea. Recomendables para aquellas personas que sufren la retención de líquidos o enfermedades del riñón. Y con ellos se pueden hacer multitud de combinaciones, desde revueltos, hasta servirlos como acompañamiento de carnes y pescados.
7. Endivias, escarolas, lechugas. ¿A quién no le gusta una rica ensalada? Es siempre el plato más recurrido cuando estamos faltos de imaginación o ganas, pero lo cierto es que la lechuga es rica en antioxidantes y el mejor alimento al que recurrir cuando queremos perder peso, puesto que apenas aporta calorías, tanto en sencillos platos, como en guarniciones de otros más elaborados. El punto “healthy” de toda comida.
8. Frutos secos (avellanas, almendras, piñones, nueces, castañas…). No conviene abusar de ellos porque, al contrario que el resto de alimentos, los frutos secos sí tienen un gran aporte calórico sobre el organismo. Pero sin duda son algo que no debe faltar en cualquier dieta, por la cantidad de hierro, fósforo, vitaminas y nutrientes que añaden a una dieta. Un puñado al día es suficiente para notar el efecto que pueden hacer si los consumimos habitualmente.
9. Pasas y dátiles. De la familia de los frutos secos, pero con muchas menos grasas. Son ideales para depurar nuestro organismo y contienen una gran cantidad de antioxidantes buenos para la piel y el cabello. Tomarlas como aperitivo es una opción, aunque también son el aderezo perfecto para darle un toque de sabor y textura a las recetas más sencillas.
10. Legumbres (lentejas, alubias, garbanzos…). Temidas bajo el mito de ser el alimento que más engorda, son la base de la cocina mediterránea y contienen una vitaminas, magnesio y soja más que saludables para mantener a ralla el cuerpo. Las solemos tomar en potajes y platos calientes, pero mezclarlas en ensaladas con más ingredientes también es una buena opción para variar de vez en cuando.