El jamón ibérico ha servido como fuente de inspiración a la familia Feneleys, propietaria de una granja en el estado australiano de New South Wales. En su propiedad se pueden encontrar alrededor de 300 castaños, cuyos frutos han sido utilizados este año para alimentar 28 terneros, con la intención de mejorar el sabor de su carne.
La idea surgió tras saber que el jamón ibérico proviene de cerdos que han sido alimentados a base de bellotas. Anthony Puharich, propietario de la renombrada carnicería Victor Churchill de Sídney, declara que esta carne de ternera "tiene un increíble color y sabor, como consecuencia del aceite natural de este fruto".
Por otro lado, investigadores de la Universidad de Adelaida han descubierto que la carne de cordero cuya dieta ha sido rica en aceite de oliva y ajo desprende un menor olor y tiene una mayor proporción de grasas no saturadas.
Sin embargo, el coste de alimentar a los animales con una dieta que incluya un 10% de aceite de oliva y ajo durante 70 días es elevado. Por ello, se está investigando la posibilidad de usar en su lugar el orujo resultante de la producción de aceite de oliva, lo cual sería menos costoso y daría un nuevo uso a este producto. Fuente: The Australian FInancial Review