A pesar de la recesión actual, los consumidores estadounidenses están bebiendo más vino en el 2009 que nunca antes, y se espera que el consumo aumente al menos un 0.6 por ciento este año, lo cual cul significaría el decimosexto año de ganancia consecutiva.
Esto ha hehco a muchos expertos pensar que cuando la economía global mejore, el crecimiento de la industria vitivinícola contribuirá gradualmente a ello.
Aunque existen algunas excepciones, en general la mayoría de las marcas de vino más grandes han echado abajo la percepción de que los norteamericanos han estado buscando vinos más baratos.
El año pasado, 28 grandes marcas presentes en el mercado de Estados Unidos vendieron al menos 2 millones de cajas cada una, con un crecimiento del 1.1 por ciento en el volumen de ventas, mucho más rápido que cualquier otro segmento.
Los vinos importados han sido en particular muy afectados por la recesión, y la debilidad continuada del dólar no es da muy buen agüero para las importaciones en el futuro próximo.
El año pasado, los vinos producidos en el país dejaron atrás a sus equivalentes importados por primera vez en 13 años.
Esta situación se explica en gran parte porque las importaciones tienen una relativamente mayor presencia en restaurantes y barras, que son más susceptibles a reducciones del consumo ante una situación de recesión económica.
Los vinos domésticos ahora se han propuesto superar en producción a las importaciones, y se espera que dentro de unos años lleguen a alcanzar las tres cuartas partes del volumen de la industria.
