Ron Cubano, El hijo alegre de la caña de azúcar

Creado: Dom, 07/10/2012 - 01:29
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Por: César Augusto Martí Marcelo, Maestro del Ron Cubano /Fotos: Alvite
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Ron Cubano, El hijo alegre de la caña de azúcar

El ron celebra su 150 cumpleaños desde su creación en Santiago de Cuba, cuna del ron ligero, donde nació y se desarrolló nuestra cultura ronera

La celebración del 150 aniversario de la creación del ron ligero en Cuba es motivo de júbilo y orgullo para todos aquellos que incidimos directamente en su elaboración.  

Ello también constituye un compromiso ineludible ante la tremenda responsabilidad que entraña mantener en la cima el prestigio ganado durante un siglo y medio por los padres fundadores del mismo y por las distintas generaciones de maestros roneros que así lo han permitido, y que atesoran toda una tradición que llega hasta nuestros días como una auténtica expresión de nuestra cultura, que por sobre todas las cosas pertenece a nuestro pueblo. 

Cuba tiene el orgullo de haber visto el advenimiento y evolución del ron ligero, y de haber guardado celosamente durante más de un siglo el secreto de la fabricación de los mejores rones ligeros del mundo, el cual ha pasado de mano en mano a través de generaciones de maestros roneros que han tenido sobre sí el prestigio de su mantención.

Para entender el ron cubano hay que conocer Cuba y su cultura, hay que saborear esa mezcla divina fusionada del mestizaje de español y africano, conocer su actitud y manifestaciones ante la vida, y como parte de esa vida el aporte de una manera de tipificarnos que nos ha permitido crear y desarrollar el arte de hacer este ron, el cual ha conquistado el gusto del consumidor y logra permanecer en la preferencia de muchos, muestra palpable de la permanencia de una calidad que viaja hacia la perpetuidad y que como una herencia sagrada nos obliga a continuar inalterablemente.

El deleite insuperable de una copa de ron está en la identidad del cubano. Para nosotros poco podría explicarse sin su consumo. Sin él no podríamos ser verdaderamente nosotros. 

Esto explica su preferencia y popularidad, no solo para el cubano sino para el resto del mundo, donde el ron de Cuba mantiene su paso impetuoso para orgullo de su pueblo y de la ciudad que le dio origen, mostrándose con una gran variedad de sabores y aromas que se presentan a través de la amplia gama de productos que hoy se producen y comercializan.

La majestuosidad de nuestros rones se encuentra en la manera única que tenemos los cubanos para fabricar el ron, la cual ha llegado hasta nuestros días sin haberse separado un instante de la heredada hace más de cien años de los primeros Maestros Roneros, en las condiciones naturales con las cuales fuimos bendecidos dadas por un clima excepcional, temperaturas, lluvias y suelo que favorecen el cultivo de la caña de azúcar, de la cual a través de nuestro proceso de fabricación de azúcar,  se obtiene una  melaza que da origen a un aguardiente que se destaca por su inigualable permanencia aromática, refinado sabor y cristalina transparencia. 

Este aguardiente de características organolépticas envidiables es el resultado de un proceso tecnológico apasionante que va desde la selección de la melaza, la utilización de fermentaciones dirigidas utilizando un cultivo propio de levadura conservado por muchos años, a un proceso de destilación también dirigido, efectuado en columnas de destilación especialmente diseñadas, donde se obtiene una mezcla de condensados seleccionados por los Maestros Roneros Cubanos,  que guardan en su memoria sensorial el perfil aromático que distingue al aguardiente de siempre, el cual ha sido transmitido de generación en generación. 

A este proceso tecnológico único y apasionante se le suman las sucesivas etapas de mezclas de rones y aguardientes, y de añejamiento en barriles de roble blanco americano que han sido cuidadosamente conservados de acuerdo con tipos y usos y sabiamente utilizados en las distintas etapas de añejamiento, aportando a cada una de ellas matices interesantes que nos permiten, a los Maestros Roneros, diseñar múltiples combinaciones de mezclas y obtener como resultado final una amplia sinfonía de sabores y aromas que se muestran al consumidor en la gran variedad de surtidos donde está siempre presente el aguardiente que le da origen evolucionado a plenitud, sin rastros de madera recién extraída, ni presencia de extractos y sabores artificialmente adicionados.

Todo lo anterior hace que el ron cubano en la actualidad exhiba una gran variedad de marcas, que se fabrican en distintas regiones del país, todas con  peculiaridades del lugar que le da origen, entre las que se destacan Havana Club, Cubay, Santiago de  Cuba, Caney, Varadero, Legendario y Arecha, todas con una amplia carpeta de productos en los que están representados los principales tipos de rones cubanos.

Este 150 aniversario reafirma una vez más que nuestro ron forma parte ineludible de nuestra cultura, también nos convoca a esforzarnos al máximo en la búsqueda de nuevos sabores y  aromas que enriquezcan su ya bien reconocida calidad, contamos para ello con una pasión y una dedicación que nos apetece. 

Esta celebración me ha hecho recordar mis inicios como trabajador de nuestra Ronera Central, cuando escuché decir a alguien: “La vida se vive y luego se piensa”. La frase me trasladó de súbito a la meditación, me di cuenta entonces de lo falso de la expresión y comprendí que para un verdadero fabricante de ron, lo esencial es vivir la vida pensando en cómo hacer un ron de una calidad tal que pueda verdaderamente honrar el esfuerzo y la dedicación de todos aquellos que nos han precedido.

 

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Por: César Augusto Martí Marcelo, Maestro del Ron Cubano /Fotos: Alvite