La agroecología es una ciencia holística y transdisciplinaria que estudia el funcionamiento de los agroecosistemas desde el punto de vista de sus interrelaciones ecológicas y culturales, provee principios para el diseño de sistemas alimentarios locales sostenibles, resilientes y soberanos, y propone tecnologías y estrategias para la adopción de nuevas prácticas agroecológicas que promuevan la eficiencia productiva, económica, energética, ambiental y sociopolítica.
La contribución femenina a la agroecología
Históricamente las mujeres han contribuido al desarrollo de la agroecología y esta, a su vez, reconoce su papel en el centro de la dinámica de la producción de alimentos. En la mayoría de los casos, las mujeres han sido las encargadas de sustentar los procesos de alimentación en la familia y son portadoras de tradiciones que enriquecen el acervo culinario local y la preservación de prácticas ancestrales.
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Desde el enfoque agroecológico, las mujeres logran empoderarse en su ámbito de actuación, fortalecen su autoestima y desarrollan su capacidad de liderazgo; lo cual incide positivamente en la transformación de una realidad generalmente de tradición patriarcal donde, además de las restricciones sociales, políticas y económicas que enfrentan, se tiende a subvalorar su trabajo en la producción agropecuaria y en el hogar.
A lo largo de la historia muchas mujeres han asegurado el autoabastecimiento familiar mediante el cultivo de plantas comestibles y condimentarias, así como a través de la elaboración de alimentos. Sus habilidades innatas, que se evidencian a través de la capacidad de resiliencia y necesidad de acercarse a la madre tierra para recibir sus bondades, no solo han favorecido el bienestar y salud de la familia, también han contribuido a la imprescindible preservación del paladar histórico.
Como guardianas de conocimientos tradicionales y de la biodiversidad local, apoyan la gestión de pequeñas fincas diversificadas y redes sociales claves para la soberanía alimentaria de sus familias y de la comunidad. Según datos de la FAO en 2020, las pequeñas fincas familiares -un 20 % de las tierras y con escasos recursos- alimentan a más del 75 % de la población mundial. En similar situación se encuentra la agricultura familiar en Cuba, en relación con la tenencia de la tierra y el aporte porcentual de alimentos al país.
En Cuba, muchas campesinas, técnicas y otras profesionales son promotoras agroecológicas a tiempo completo; demuestran cómo estos espacios familiares para la producción de alimentos de calidad pueden brindar valiosos servicios ecosistémicos, gastronómicos y culturales con impacto educativo, y validan en su ámbito diversas alternativas tecnológicas y principios que podrían contribuir a soluciones prácticas y efectivas a partir del uso de los recursos localmente disponibles y una ética de respeto hacia las personas y la naturaleza.
Sobre esa base, nos atrevemos a afirmar que la agroecología a desarrollar en el futuro inmediato requiere de un diseño femenino en el que prevalezca el amor a la tierra y la delicadeza e inteligencia innatas de la mujer. De esta forma, a la vez que se satisface el gusto, las necesidades y la ilusión de las mujeres y sus familias, se van trazando pautas que encaminen a la sociedad hacia una vía para la supervivencia y el mejoramiento de la calidad de vida.
En nuestro país va creciendo el número de mujeres que se afilian a los principios de la agroecología. Ellas sienten ese fuerte apego por la tierra que les brinda sus frutos, saben cómo cuidar de sus animales y plantas con amor, se inspiran cada mañana y la creatividad es su eterna compañera.
Agroecología: Mujeres opinan
Virginia Corrales Romero (Promotora de la Permacultura y la Agroecología en Santiago de Cuba)
La agroecología es un espacio para desarrollar la creatividad, la experimentación, disfrutar de las variedades de cultivos como garantía para la biodiversidad, el reciclaje de nutrientes, devolviéndole a la tierra lo que fisiológicamente le extraemos, el cierre de los ciclos productivos, entre otros; en equilibrio natural con todo lo creado […]. Me ha permitido, además, empoderarme como mujer, desarrollar mi autonomía y ha sido muy gratificante para mí, junto a otros y otras, impulsar iniciativas sostenibles con participación activa de la mujer en contextos marcados por brechas de inequidad.
Chavely Casimiro Rodríguez (Pintora y agroecóloga en Finca del Medio, Sancti Spíritus)
La aplicación de la agroecología en mi finca nos ha permitido ser solidarios y una mayor interrelación con el ambiente. Los alimentos que producimos son sanos y de auténtico sabor. Cada día nos trae nuevos desafíos que resolvemos con un trabajo en equipo en el que predomina la equidad y el respeto.
Hortensia Martínez del Valle (Ingeniera y campesina en Finca La China, La Habana)
Sin duda, la sostenibilidad alimentaria, tan diversa en sus ejes temáticos, requiere del protagonismo de estas heroínas que configuran una nueva imagen del entorno rural hacia la prosperidad y la felicidad.