Escuchamos pero no juzgamos: ¿qué es un picky eater?

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Maria Carrasco Lloria
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picky eaters

Cuando a un niño le cuesta comer ciertos ingredientes, se achaca a un paladar inmaduro o se imprime en él la etiqueta de “mal comedor”. Sin embargo, si ser quisquilloso con ciertos alimentos por sus sabores o texturas trasciende los años, no se debe asumir que se siguen tendencias o modas, sino que, en realidad, estas personas tan solo tratan de adaptar su dieta a las pautas que su paladar les permite. Esta condición adquiere el nombre de picky eater.

picky eater

Un picky eater es alguien muy selecto con la comida. Suele darse entre los niños, cuando al comenzar a ingerir alimentos sólidos, a los padres les cuesta dar con la clave de qué le gusta o no a su hijo. Aun así, se trata de una cuestión que, si no se remedia en la infancia, suele acompañar a las personas durante toda su vida, complicándoles seguir una dieta equilibrada y saludable y disfrutar de la gastronomía como lo hace el resto.

Una cuestión a destacar es que el picky eater no insiste en esta situación por capricho, sino que la exposición de sus paladares a ciertos alimentos incluso puede llegar a provocar arcadas o vómitos.

Identificar a un picky eater

Conocer las características de un picky eater es importante para ser capaz de identificar cuando un niño no come lo que se le ofrece por la angustia que le supone comerlos, más allá de sus sabores:

  • rechazar alimentos

  • examinar los platos al detalle

  • negarse a comer texturas

  • pasan mucho tiempo durante las comidas

Quienes se identifican como picky eaters suelen rechazar muchos ingredientes en sus comidas, pero no comen cantidades menores ni suelen tirar comida. En muchas ocasiones, tratan de comer más despacio para adaptarse a la textura de la comida, por lo que también suelen jugar con ella. Los picky eaters suelen inclinarse por alimentos con harina y azúcar y suelen rechazar los vegetales (no tanto la fruta como la verdura, generalmente), y grandes grupos de proteínas como carne y pescado.

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Algunos consejos que brindan quienes han lidiado con picky eaters

- Cocinar lo mismo para toda la mesa. Aunque no ingiera ciertos ingredientes, preparar comida distinta para el picky eater lo acostumbra a ser separado del grupo, pero también debe aprender a estar cerca de esos alimentos que no tolera sin que le produzcan asco. Debe aprender a separar lo que come de lo que no de forma autónoma, y una vez superada esta fase, podemos comenzar a adaptar sus platos (insistiendo en que no sean demasiado distintos del resto de la mesa). Aun así, se recomienda que en la mesa haya bastante variedad de alimentos que le permitan comer y adquirir los nutrientes necesarios.

- Probar con distintas texturas en las elaboraciones. El esfuerzo extra está implícito cuando convives con un picky eater. Un buen consejo es probar con los vegetales, que permiten muchas formas de cocinarlos por lo que realizar distintas texturas en una misma comida te dará pistas sobre qué prefiere comer esta persona, sobre todo cuando no es capaz de comunicarse.

- No forzarles a comer. Si esto ocurre, esta persona comenzará a asociar comer con un momento desagradable, lo que puede suponer problemas de salud en el futuro. Es posible que tarde en probar ciertos alimentos, pero, generalmente, lo hará.

- Pautar unos tiempos de comida. Debido a que los picky eaters pueden tardar horas en probar los alimentos, no es aconsejable dilatar los tiempos de comida. Para los padres es importante “no ceder” a este tipo de conductas y en un futuro permitirá al niño comer, en sus condiciones, al ritmo que lo hace el resto del grupo.

- Introducción temprana de todos los alimentos. Es esencial que los niños manipulen los alimentos a su gusto, permitiéndoles olerlos, tocarlos y morderlos sin mayores restricciones. Cuanto más tardía es esta introducción, más complicado es conseguir que sean ingeridos.

Un estilo de vida que no tiene por qué suponer un problema si se cuida

En la etapa adulta puede llegar a suponer un trastorno alimentario en el futuro ('neofobia' o temor a probar alimentos nuevos) o dificultad en la inserción social cuando hay comida en la ecuación. Por ello, es importante crear buenos ambientes alrededor de la comida desde la infancia que no afecten a la conducta alimentaria.

De todas formas, que no nos gusten ciertos alimentos es totalmente normal y no estamos obligados a comer “de todo”. Cuando el rechazo de algunos ingredientes, nos sigue permitiendo llevar una alimentación equilibrada sin suplementos, ser picky eater no tiene por qué suponer un problema más allá de ser un poco más consciente de la dieta.

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Maria Carrasco Lloria