Patatas bravas: siente el picante de la cocina castiza

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Gabriela Sánchez
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patatas bravas

Si se habla de salsas auténticas de la cocina española, la brava ocupa un puesto cimero. Pero más típico aún es acompañarla con patatas, dando lugar así a un plato que incluso la ONU reconoció como genuino ibérico: las patatas bravas. No hay terraza ni bar que las pase por alto en su menú de tapas de cualquier estación del año. Y es que la fusión crujiente y picante conquista hasta a los paladares más exigentes. Eso sí, sin una salsa perfecta y la cocción adecuada, el efecto jamás será el ideal. A pocos días de celebrar además el día mundial de las patatas, rescatamos del recetario español a esta imprescindible.

Patatas “a lo pobre”, sabor de élite

Como los guisos y cocidos, se dice que las patatas bravas solían ser platos populares entre las capas sociales más humildes de Madrid sobre la década de los 60 del pasado siglo. De ahí que fueran bautizadas como “patatas a lo pobre”. Su fácil preparación y potencia de su sabor le hicieron ganarse hueco poco a poco en locales de todos los niveles y ciudades 

Aunque la receta tradicional consiste en patatas cortadas en dados y fritas, acompañadas de salsa brava a base de tomate, pimentón y guindilla, cada región le ha dado su propio toque añadiendo ciertos ingredientes como el ajo, cebolla o vinagre o incluso mezclandola con otras salsas como el alioli, por ejemplo en Cataluña o mayonesa para aligerar el picante. 

Asimismo, este plato castizo ha trascendido sus fronteras de origen para convertirse en un entrante o acompañante de bebidas muy socorrido a nivel mundial, e incluso inspiración para adaptaciones de chefs. 

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Algunas de las versiones internacionales más famosas son la de Estados Unidos, donde a menudo se incluyen jalapeños o salsas más cremosas, en México con su imprescindible chile, en Australia donde se le añade un toque de frescura con hierbas como el cilantro e incluso en Japón donde se incorpora la salsa miso o soja. 

No cabe dudas de que el invento pobre madrileño ha sido capaz de conquistar a todas las escalas.  Sin embargo, más allá de sus variaciones, nada mejor que recordar sus raíces. Por eso te dejamos con su receta tradicional 

Ingredientes:

  • 4 patatas grandes
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal

Para la Salsa Brava:

  • 1 cebolla mediana, picada finamente
  • 2 dientes de ajo, picados
  • 2 tomates maduros, pelados y triturados
  • 1 cucharada de pimentón dulce
  • 1 cucharadita de pimentón picante
  • 1 cucharada de vinagre de vino blanco
  • 1 taza de caldo de pollo
  • Sal y pimienta al gusto

Preparación 

  1. Preparación de las Patatas:
  • Pelar y cortar las patatas en dados medianos.
  • Enjuagar las patatas cortadas con agua fría para eliminar el exceso de almidón y luego secarlas bien.
  • Calentar abundante aceite de oliva en una sartén profunda. Freír las patatas a fuego medio-alto hasta que estén doradas y crujientes por fuera, pero tiernas por dentro, aproximadamente 10-12 minutos.
  • Retirar las patatas con una espumadera y dejarlas escurrir sobre papel absorbente. Espolvorear con sal al gusto.
  1. Preparación de la Salsa Brava:
  • En una sartén, calentar un poco de aceite de oliva a fuego medio. Añadir la cebolla y el ajo, y cocinar hasta que estén dorados.
  • Agregar los tomates triturados y cocinar durante unos 10 minutos, removiendo ocasionalmente.
  • Incorporar los pimentones (dulce y picante), el vinagre y el caldo de pollo. Cocinar a fuego lento durante unos 15 minutos más, hasta que la salsa espese.
  • Pasar la salsa por un colador o triturar con una batidora para obtener una textura suave. Echar sal y pimienta al gusto.
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Gabriela Sánchez