Cada año la Navidad se vuelve un poco más atrevida. Si antes el turrón giraba en torno a la yema, el chocolate o la almendra —y más recientemente al pistacho o el coco—, ahora, al cerrar el primer cuarto del siglo XXI, llegan sabores que jamás habríamos imaginado. La pastelería valenciana Pepina Pastel ha lanzado turrones de Doritos, Ruffles de jamón y hasta palomitas dulces. Y, contra todo pronóstico… ¡gustan, y mucho!
Más que locos, estos turrones se han convertido en auténticos fenómenos virales. Responden a una mezcla que va más allá de la simple imaginación: ofrecen una experiencia sensorial que combina sabores que conocemos pero que nunca esperaríamos juntos.
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¿De qué están hechos los turrones más virales?
Doritos: Chocolate blanco, Doritos crujientes y Doritos Bits caramelizados.
Ruffles de jamón: Chocolate blanco y el sabor de Ruffles de jamón elaborado de forma artesanal.
Gublins: Chocolate, praliné de avellana y Gublins caramelizados artesanalmente.
Palmeritas: Chocolate Gold y palmeritas crunchy.
Palomitas dulces: Chocolate blanco, palomitas dulces, praliné de almendra, kikos y frambuesa.
Viral por sorpresa: el marketing gastronómico más orgánico
Detrás de Pepina está Lara Guerrero, quien, lejos de imaginarse un futuro en la pastelería, está construyendo un auténtico imperio dulce. Y con ella surge una pregunta inevitable: ¿es el marketing la clave para vender un producto así?
Guerrero reconoce que toda su difusión se hace a través de influencers. Sin colaboraciones pagadas -regalando muestras-, simplemente opinan sobre sus creaciones… y sorprendentemente, les encantan. Los turrones “locos” funcionan y se vuelven virales por sí solos.
Además de sabrosos, estos turrones son muy visuales. En Pepina Pastel decidieron que cada sabor tuviera la forma de su snack original: el turrón de Doritos tiene su triángulo característico y el de Ruffles reproduce la icónica patata ondulada en tamaño XL.
En definitiva, los turrones “locos” de Pepina Pastel demuestran que la tradición también puede reinventarse con creatividad, humor y mucho sabor. Lejos de ser una moda pasajera, estas propuestas confirman que la gastronomía actual busca emocionar, sorprender y divertir tanto como endulzar la Navidad.
