Para muchos, preparar y tomar café es un ritual. Cafés hay para todos los gustos y tipos y el momento del café es cualquiera a lo largo del día. Por eso, hoy más que nunca, la total libertad al cafetero es concedida. Cada 1 de octubre se celebra el Día Mundial del Café.
Un día especial para todos los cafeteros consagrados del mundo, que no son pocos, es este día en el que las grandes marcas de café lanzan miles de promociones y alientan al público general a consumir una bebida que regenera hasta el alma. Existen maridajes y armonías que incluyen al café, pues este grano es uno de los más usados en la gastronomía mundial: chocolate y café, amargo; café y postre, dulce del todo; café y tabaco, madera; café y ron, caliente a la garganta. Cada día puede ser uno y todos para el día que quieras.
El café es una de las principales materias primas de algunos países como Colombia y su reconocidísimo Eje Cafetero o Brasil, principal exportador de café del mundo. En este plano, el café no solo es un alimento que se consume en cada rincón del globo, sino que supone la base de la economía de muchas familias. El Día del Café celebra, pero también reivindica el producto como sustento de poblaciones y busca llegar a las soluciones climáticas o poblacionales que afectan a su cultivo.
De punta a punta, los mil cafés del mundo
Tal como se viene diciendo, no hay unas normas estrictas para consumir café, por mucho que algunos se empeñen en hacerlo. Cada país, ciudad y pueblo mantienen sus tradiciones y vale la pena probar todas y cada una de ellas, así como innovar con él siempre es una opción. Y si no, que se lo digan al superéxito de las cafeterías de especialidad que abanderan los centros metropolitanos.
En el viaje del café, en Italia, por ejemplo, casi es pecado añadir complementos o simplemente agua al espresso porque restan su intenso sabor, mientras que en Estados Unidos parecen no saber qué es el café sin hielo y una pajita.
También existen los mil métodos de prepararlo y con ello distintos tipos de cafeteras. En Francia, el café más famoso se toma casi ahogado en leche. El café au lait, como le llaman en francés, es una preparación larga de leche caliente con mucha espuma y una carga de espresso. Salvando las distancias, un italiano lo nombrará como café latte.
Sin embargo, las cafeteras que utiliza cada uno en casa sí son distintas. En el país galo se utiliza la prensa, mientras que en el itálico, la moka sigue siendo una tendencia antigua que sigue viva y en España siguen su modelo. A ambas las une la tradición y que usarlas sigue siendo un viaje al pasado cada mañana.
En Iberoamérica, las zonas más consumidoras de café son Colombia, Cuba y México. En este último se conoce el café “de olla”, que se prepara con tres partes de agua y una de café endulzado con una cucharada de azúcar y una de canela. En Colombia no puede fallar su “tinto”, la más común preparación de un café muy negro y largo que se toma en cualquier momento del día. Esta bebida se ha convertido en una parte esencial de la identidad colombiana.
Por su lado, en Cuba, el “cafecito” es imperdonable cada pocas horas. Existen dos variantes dependiendo del rigor con el que guste el sabor amargo del café: cortadito, es decir, café cortado con un chorrito de leche, o negro del todo. Eso sí, el café cubano suele ser muy dulce debido al azúcar moreno que se le añade como endulzante, con un sabor fuerte a caña, pues se entregan incluso húmedas para extraerle la parte dulce.
La vida alrededor de una taza de café
La vida discurre alrededor de una taza de café. El silencio, la risa y el llanto son permitidos ante ella. Si cada café presencia una historia, es hoy el momento de permitirte contarle la tuya. ¿Quién sabe si, con su amargor, consigue restarle un poco?
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