La ONG Gastronomía Solidaria es una iniciativa dirigida por Chema de Isidro que nace con el fin de ayudar a jóvenes en riesgo de exclusión a integrarse en nuestra sociedad a través de la gastronomía con indicios del 80% de inserción laboral. Su objetivo es dar oportunidades mediante la formación y sobre todo el cariño, brindando la inserción o reinserción en el mercado laboral.
En el segundo día de Salón Gourmet, tuvo lugar una cata de vinos solidaria organizada por la ONG Gastronomía Solidaria. Esta cata de vinos estuvo presentada por dos ilustres invitados, Custodio López Zamarra y Javier Gila, dos de los más grandes sumilleres de España. Custodio López Zamarra, sumiller del Zalacaín, primer restaurante español en conseguir las tres estrellas michelín, durante 41 años, cuando se jubiló y Javier Gila, sumiller en hoteles tan lujosos y emblemáticos como el Ritz y Vila Magna y actual Director de Bodegas y Vinos en UVA.wine.
La cata consistió en una degustación de dos vinos elegidos por ambos sumilleres. El primero fue designado por Javier Gila. Eligió para empezar un vino de la bodega Palacio Vino de Finca, en el Valle del Iregua de La Rioja, donde realmente la variedad con excelencia es la Garnacha, que le llevó a escoger un vino diferenciador, la Maturana. Un vino blanco del 2017 cuya crianza es en depósito, no en barrica. Javier Gila lo define como un “vino gastronómico” ideal para acompañar pescados, carnes blancas y quesos.
La elección de Custodio López Zamarra fue un vino de la Familia Ortega, una bodega situada en Valladolid, que pertenece a Vino de la Tierra y Castilla y León, con su vino Citius. “El vino más alto, el más importante de la bodega, un Pinot Noir” exponía el que fuera sumiller del Zalacaín. Custodio describía este vino tinto como “ una variedad elegante, femenina y acariciante”.
Al término de la cata de vinos organizada por la ONG Gastronomía Solidaria, Grupo Excelencias tuvo la posibilidad de entrevistar a Custodio López Zamarra en relación a este evento y a su carrera profesional.
Él mismo se define como un camarero realmente especializado en el mundo de los vinos, llamado sumiller. Hace ya 11 años que se jubiló como sumiller del Zalacaín, pero sigue colaborando con la Cámara de Comercio y Escuelas de Hostelería intentando mandar mensajes a la gente joven sobre su filosofía de trabajo, por que como bien dice, “el vino es mi pasión, el vino es mi vida, el vino pues me ha dado todo” y aunque haya aparcado su profesión de sumiller, el vino siempre formará parte de su ser.
Zamarra colabora con muchas otras causas benéficas porque trata, de alguna forma, de ayudar, a través de su experiencia y sus cuatro mandamientos “humildad, intuición, amabilidad y psicología”.
A las nuevas generaciones de sumilleres les aconseja ser, por encima de todo, personas normales y no hacer del vino algo difícil porque confiesa que “a veces empleamos adjetivos poco entendibles y lo que hacemos en lugar de acercar al consumidor realmente al vino, lo que hacemos es alejarlo, y la gente piensa que es muy difícil, y el vino no es muy difícil, el vino te tiene que gustar fundamentalmente”. Le preguntamos que como se sentía al ser el referente de una nueva generación de sumilleres, y en tono jocoso nos contestó que se sentía muy mayor y que le daban mucha envidia estas nuevas generaciones, pero que a la vez se sentía muy feliz y agradecido.
Para concluir recalcó lo afortunado que se sentía al haber pasado tantos años de su vida en Zalacaín, a la que considera su casa, donde le han tratado maravillosamente bien y donde fundamentalmente le han dejado trabajar.
