María José San Román, chef restaurante Monastrell (dos soles Repsol) y presidenta de la Asociación Mujeres en Gastronomía: "El talento no tiene género"

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María José San Román, chef restaurante Monastrell (dos soles Repsol) y presidenta de la Asociación Mujeres en Gastronomía

Como una de las ponentes en Auténtica Premium Food Fest está María José San Román, chef restaurante Monastrell (dos soles Repsol) y presidenta de la Asociación Mujeres en Gastronomía.

Durante la feria, hablará de la dieta mediterránea, no obstante, desde Excelencias Gourmet, hemos intercambiado sobre la labor de su asociación. 

¿Qué es lo que hacéis en la asociación?

Asociación MEG.com nació hace cinco años con el ánimo y dándonos cuenta que la visibilidad de la mujer, que representa el 55% de la mano de obra, también en hostelería, además de que somos la mitad de la población, pues no tiene la presencia o la proporción de presencia en las altas esferas y yo creo que es debido a la falta de foco histórica en todo lo que hace la mujer es de segunda, por definición, está vinculada a las tareas domésticas y obligatorias. Las mujeres lavan, planchan, cosen, cocinan, cuidan enfermos... es un lote asumido por la sociedad.

La mujer se ha llevado la carga del trabajo, como vemos en países menos desarrollado, por ejemplo en África todo el trabajo lo hacen las mujeres. En América Latina estuve en un campo de recoger cacao y el 95% de las tareas, todas lo hacen las mujeres y al preguntar a los hombres por sus labores decían "nosotros cazamos y pescamos", pero resulta que tienen una especia de piscifactoría porque ya no pescan ni cazan. Siguen dejándole el 95% de las tareas a la mujer, cuando ellos ya no están cazando. Quizás en algún momento de la historia esto ha tenido sentido, pero en este momento de la historia, el reparto ha de ser igualitario porque la mujer tiene el mismo talento que el hombre.

El talento no tiene género, es una de las cosas que defiende la Asociación MEG

La carga hay que quitársela, ¿cuánto tardaremos?, desgraciadamente hay que insistir. Somos una  asociación de hombres y de mujeres en pro de una causa que es crear espacios de libertad para que la mujer tenga la posibilidad de desarrollarse en el ámbito que le parezca.

¿Cómo surge el movimiento entre cocineras para llevar a cabo esta asociación?

Pues fue algo que vi yo después de veintitantos años de restaurantes. Me di cuenta que en los grandes eventos de España, en el año 2000 éramos las mismas personas y el mismo porcentaje de mujeres en un Congreso Gastronómico Nacional y dices, ¿no ha nacido nadie más en 20 años? ¿por qué no hay cantera? ¿por qué no se ha invertido también en las mujeres? porque al final un joven talento, se pule y luego se convierte en un talento, porque nadie nace hecho y si dices "este chico tiene potencialidades", también decir "esta chica tiene potencialidades". 

Buscar el talento sin mitrar el género. El género coarta, discrimina y fundamentalmente empobrece. Una sociedad avanzada y rica no discrimina, porque con la discriminación te quedas con la tercera o cuarta parte o la mitad, pero no tienes todo.

Si empiezas a desconsiderar al que es negro, al que es bajo, al que es gordo, al que es mayor,... estás quitándote de en medio, estás restando y en esta vida hemos venido a sumar, a ser mejores y la manera de ser mejores es hacer una integración global de todo el talento y de todos los que somos. No se puede excluir a nadie y menos por razón de sexo.

¿Cúales son las acciones que desarrolláis exactamente?

Pues mira, solo con existir, ya es una acción. Ya se sabe que hay una Asociación de Mujeres en Gastronomía en España que está instaurada en todos los rincones de este país, que tenemos también en el extranjero en la India, en Turquía, en Colombia, en Ecuador, en México.

Es un mensaje que no es difícil de vender. La gente está totalmente de acuerdo que esto es un problema que hay que subsanarlo para ser mejores y ahora mismo con existir, estamos ahí. Ya saben que hay alguien que está mirando y que no somos una, somos dos mil y que muchas tenemos mucho peso en la sociedad.

 Hoy en día se desarrollan muchas iniciativas que responden a una cuestión de marketing, ¿crees que de verdad existe una voluntad para crear ese espacio de igualdad en la gastronomía?

Vamos ahora con la ley. La ley está a favor. Ahora mismo, legalmente, somos el país más avanzado en el mundo con respecto a derechos de la mujer. Ahora si no hay mujeres, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) implican sí o sí, la implicación de la mujer. Pero aunque la ley esté, la sociedad tiene siglos y siglos de arraigos.

Nosotros estamos intentando cambiar el rumbo, para cambiar el sentido y que se revierta. Ahora es políticamente correcto, la ley nos ampara, pero los hechos no nos avalan. Los hechos son se siguen matando mujeres, las mujeres cobran menos, está el hecho del fútbol.

En todos los sectores de la sociedad, si vas a buscar un directivo a una agencia de talento, te dirán el salario para un hombre, pero si quieres una mujer son más barata.

¿Ocurre también en la gastronomía que hay desigualdad salarial?

Creo que no. En hostelería no, porque como no hay mano de obra, no estamos para discriminar. En hostelería vale todo, porque no tenemos. Pero hablamos de mano de obra y yo hablo de élite, de los que están dando imagen. Somos un 10% del género femenino las que salimos al escenarios. 

¿Crees que es bueno la discriminación positiva, el hecho de crear cupo para que se vaya normalízanos la situación?

En algún contexto es necesario. Hay que forzarlo para que salga. Inma Puig, sicóloga clínica dice que del niño que se espera mucho, a veces no sale nada. Ha habido casos de niños con talento verdadero y superdotados que se han perdido y otros que a través del esfuerzo ha sacado mejores resultados. Incluso, en la sociedad, incluidos los deportistas, el que tiene habilidad para jugar al tenis, se relaja porque va sobrado, y el que le cuesta, se esfuerza. 

Entonces si a una mujer que previamente no la fortaleces, probablemente te sorprenda. Pasa igual con los hombres, somos seres humanos. Fundamentalmente, no hay que hablar de sexo.

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