Tal parece que en Asia están todas las claves para llegar a los 120 años. Si bien habría que analizar varios aspectos para entender el porqué, la dieta es, sin dudas, parte de la esencia de su “abc” para la longevidad. En este sentido, es mundialmente conocida su tradición por el consumo de productos naturales y en especial de los té. De ahí que mucho antes de la popularización de recetas como el sushi, o más recientemente los helados mochis, la kombucha esté entre las referencias para la salud y el bienestar de cualquier latitud.
Con más de 2000 años en el recetario asiático, la kombucha resulta una bebida fermentada a base de té negro o verde, endulzada con una colonia de bacterias y levaduras conocida como SCOBY (Symbiotic Culture Of Bacteria and Yeast). Se trata de un elixir efervescente agradable al paladar pero sobre todo con gran potencial medicinal.
¿Qué hace tan beneficiosa a la kombucha?
La kombucha es rica en probióticos, los cuales ayudan a mejorar la digestión, la función inmunológica e incluso la salud mental, reduciendo los síntomas de ansiedad y depresión.
También es rica en antioxidantes, los cuales ayudan a combatir el daño celular y el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer y del corazón. Mientras, la técnica de fermentación le atribuye propiedades desintoxicantes, que favorecen el control del azúcar en la sangre y la función hepática. Entre las vitaminas que provee al organismo están la C y la B12.
Una de las características más curiosas de la kombucha es que a pesar de estar constituida a base de té, contiene un 25% menos de cafeína que el tradicional. Asimismo, en comparación con una manzana aporta menos azúcares y calorías. De ahí que estudios científicos la recomienden como una bebida ideal para perder peso y dosificar el hambre.
Te puede interesar: 3 variedades de kombucha de Lov Ferments ideales para preparar coctelería
¿A qué sabe la kombucha?
Aunque suele hacerse de los clásicos té verde o negro, la receta no se limita a experimentar con frutas, hierbas y especias. De esta manera no puede definirse un sabor específico, una característica que lo hace perfectamente ajustable a todos los gustos.
A pesar de sus numerosos beneficios, la kombucha debe consumirse en su justa medida. Al ser una bebida fermentada, contiene pequeñas cantidades de alcohol, por lo que no se sugiere para niños al menos de forma frecuente. Además, debido a su alto contenido en ácido el esmalte dental se puede afectar ante un consumo en exceso.