Con los ojos totalmente vendados, y auxiliándose incluso de las manos para comer cuando fue necesario, los expertos en vinos y comidas tuvieron que degustar platos tan novedosos como mero relleno de caracoles sobre una salsa de manzana, calamares con foie grass y flores comestibles, una chuletilla de cordero sobre una base de yuca y cuscús, o un arroz con leche y queso azul adornado con mantequilla de alce.
En vinos, el reto varió desde un Torres Viña Esmeralda hasta un caldo tan complejo y sui géneris como Celeste, un tinto original y aromático que hizo las delicias de todos los presentes.
No faltaron para cerrar los habanos, excelentemente maridados con un Brandy Torres, espirituoso intenso que ha demostrado más de una vez ser el acompañante ideal de varias vitolas de esa joya vegetal que produce Cuba.
Las cenas a ciegas, de las cuales Bodegas Torres ha organizado ya tres en Cuba, siendo pioneros en esta idea, constituyen un espacio de intercambio y ampliación de conocimientos, donde los sommelieres, más allá de probar sus conocimientos, se enfrentan a una nueva experiencia degustativa.
Bodegas Torres además propicia la participación del público en este tipo de eventos, como forma de ampliar los conocimientos y el interés por el mundo gourmet y los vinos en particular.
