La ebriorexia se dio a conocer a través de un grupo de estrellas de Hollywood que se exhibían ebrias públicamente y siempre lucían muy delgadas y se catalogó como enfermedad de moda entre las celebridades desde los principios del siglo XXI. Estos últimos años este trastorno alimentario se ha extendido en la sociedad sobre todo entre las mujeres jóvenes.
La “drunkorexia”, de su nombre inglés, consiste en dejar de comer para poder beber y así compensar las calorías de los alimentos con la consumición de alcohol y poder beber sin coger peso, según explica la clínica especializada en adicciones y patología dual Can Rosseló y recuerda que, en España, cerca de 400.000 personas utilizan el alcohol u otro tipo de sustancias adictivas para tratar de perder peso.
Esta conducta alimentaría no está catalogada en los manuales de diagnósticos pero los estudios demuestran que es una combinación de la anorexia, la bulimia y el alcoholismo. Las personas que padecen de este trastorno alimentario no comen para poder beber más sin aumentar su aporte calórico diario. La ebriorexia no solo combina la abstención de alimentarse con un consumo de alcohol elevado, sino que también, provoca en los ebrioréxicos “atracones” seguidos de vómitos provocados.
Según un análisis de Victoria Osborne, investigadora de la Universidad de Missouri (EE UU), en general, lo que provoca esta conducta, que es más común en las mujeres, es intentar evitar ganar peso, emborracharse más rápido (con el estómago vacío) y ahorrar dinero de la comida para comprar alcohol.
Osborne advierte que privar el cerebro de una nutrición adecuada a la vez que se consumen grandes volúmenes de alcohol puede "provocar problemas cognitivos a corto y largo plazo, incluyendo dificultad de concentración, pérdida de la capacidad de estudiar y problemas a la hora de tomar decisiones". Además, quienes sufren esta enfermedad tienden a comportarse de forma violenta y arriesgada, y a dañar sus órganos vitales a edades tempranas, lo que desemboca en enfermedades crónicas.
El verano, entre las “operaciones bikini” y los grandes momentos de ocio en las terrazas de los bares, es un periodo propenso para el desarrollo de este trastorno alimentario. La obsesión por lucir un cuerpo perfecto en la playa junto con las quedadas para “tomar algo” es una mezcla peligrosa que puede llevar a la ebriorexia.
Además, el principal peligro de esta conducta se centra en la aceptación social del alcohol, ya que no está mal visto que una persona beba socialmente. De esta manera, los ebrioréxicos camuflan su búsqueda de delgadez con la consumición de alcohol en público, ya que con la gran cantidad de calorías presentes en el alcohol evita que se pueda pensar en una posible anorexia.
Can Rosselló detalla los síntomas para poder detectar la ebriorexia:
- Consumo de alcohol. La ingesta de alcohol es desmedida y generalmente se hace a escondidas.
- Atracones. Debido a la ausencia de calorías para brindarle al cuerpo la suficiente energía para funcionar adecuadamente, quien padece de ebriorexia suele tener atracones de comida.
- Hinchazón de la cara y deterioro físico. Esto es un efecto de la inducción del vómito.
- Características especificas de la bulimia y anorexia. Las personas que padecen de ebriorexia no suelen consumir alimentos delante de las personas, tienen una autoimagen desvalorizada, y tienen miedo al aumento de peso.
- Pérdida de cabello y problemas dentales. Debido a la ausencia de vitaminas y a la incitación del vómito.
- Debilidad corporal y mal aspecto de la piel. También debido a la mala alimentación.
- Conductas de aislamiento social y agresividad.
- Pérdida de conciencia o desmayos.
Esta enfermedad, que puede producir intoxicación por etanol, coma etílico y en el peor de los casos la muerte, se tiene que atender con un tratamiento centrado en la modificación de la conducta y del control de los impulsos. Según los consejos de los especialistas de Can Rosselló hay que controlar la ansiedad, los conflictos interpersonales y revisar el estilo de vida del paciente. Es necesario tratar de forma conjunta el trastorno alimentario y la adicción al alcohol.
Fuente: http://www.qcom.es