Patrimonio Gastronómico Europeo

Creado: Lun, 01/02/2021 - 10:03
Autor:
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Rafael Ansón
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Patrimonio Gastronómico Europeo

En el año 1992 tuvo lugar el I Encuentro Europeo de Gastronomía presidido por Su Majestad El Rey Don Juan Carlos y convocado por la Academia Internacional de Gastronomía, que yo presidía.

En el marco de ese evento, los países presentaron a concurso sus platos tradicionales (unos platos que forman parte del patrimonio cultural de Europa). Sin duda la gastronomía de cada continente tiene sus singularidades, una cultura y una identidad propias, pero es justo reconocer que Europa, y muy especialmente España, han contribuido de una manera crucial a la evolución de la gastronomía tal y como la entendemos en la actualidad.

A partir de ahora la gastronomía debe seguir evolucionando y, en ese sentido, es fundamental que haya organizaciones como la Comunidad Europea de Cultura Gastronómica, que acaba de constituirse en Lisboa -con la participación inicial de Portugal, Polonia y España-, que dirijan el rumbo hacia ese objetivo.

Europa en el plato

Durante el I Encuentro Europeo de Gastronomía de Madrid, cada una de las 14 Academias Nacionales de Gastronomía que participaron presentó un menú en representación de su correspondiente país: Alemania, Austria, Bélgica y Países Bajos, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza. Y, como si de unos Juegos Olímpicos se tratara, se entregaron medallas de oro, plata y bronce para las diferentes categorías.

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Por ejemplo, España presentó tres de sus platos más emblemáticos: el gazpacho, la paella y la crema catalana. Italia, alguno de sus mejores platos tradicionales; concretamente, los raviolis, el vitello tonnato y la cassata a la siciliana. Portugal, el bacalao Gomes de Sa (bacalhau dourado), el lomo de cerdo con almejas y un pastel de "rala" del convento de Santa Clara. Grecia, hortopitta con tomate relleno, cabrito asado con patatas y un pastel de melocotón, yogur y miel de tomillo.

Francia presentó una terrina de hígado de pato, un gallo al vino con patatas soufflées y unas milhojas de vainilla con peras y salsa de nueces. Reino Unido, salmón ahumado y ostras en gelatina de vino Berkshire, grouse asado y crema inglesa caramelizada. Suiza, papet de puerros, filetes de perca a la molinera y varias tartas.

Alemania llevó un consomé caliente al estilo de Baviera, pecho de ternera relleno de castañas y una ensalada de frutas rojas. Bélgica y los Países Bajos presentaron una tarta verde de arenque, ternera frisona con lombarda y patatas y un queso de Herve con sirope de Lieja. Suecia, un salmón marinado al eneldo, suprema de perdiz blanca y su timbal con salsa a la crema, setas y patatas y una golosina de helado de vainilla con frambuesas árticas.

Entre los platos que obtuvieron medallas, se encontraban el gazpacho y el vitello tonnato.

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Patrimonio Gastronómico Europeo

Como en el año 92 todavía no se había dado importancia al brindis o al vino en España, en la carta no figuraban las armonías adecuadas con las bebidas. Ahora, sin embargo, las bebidas son un elemento fundamental en cualquier menú que se precie.

Patrimonio Gastronómico Europeo

Los países europeos crearon, en su momento, algunos de los mejores platos de la cocina tradicional a nivel universal. Recetas elaboradas por nuestras madres, abuelas y bisabuelas que debemos preservar para la historia porque ya forman parte del patrimonio cultural de nuestro mundo civilizado.

Prueba de ello es que el Parlamento Europeo aprobó, en el año 2014, una Resolución sobre el Patrimonio gastronómico europeo: aspectos culturales y educativos por la que se reconoce la gastronomía como "una de las manifestaciones culturales más importantes del ser humano", una "parte de nuestra identidad y un elemento esencial del patrimonio cultural europeo".

Pero, además, es España quien impulsa la cocina de la libertad y, con ella, la renovación de la gastronomía entendida como una ciencia y, a la vez, como un arte. Hoy en día, la cocina es el resultado de la unión entre tradición y vanguardia.

Con la cocina de la libertad ya trascendimos la rigidez de las antiguas normas culinarias. Ahora tenemos que conseguir que la gastronomía, la alimentación, se convierta en una actividad saludable, solidaria, sostenible y satisfactoria y Europa está llamada a ser uno de los protagonistas de este cambio.

Fuente: Gastrocultura

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