La soja texturizada es uno de esos ingredientes básicos cuando se realiza un cambio hacia la dieta vegetariana o vegana. Este elemento, una vez cocido, adquiere una textura glutinosa parecida a la de la carne picada y un sabor tan suave que hace muy sencillo combinarla con cualquier salsa o sofrito y engañar al cerebro haciéndola pasar por carne. Muchos la utilizan como sustitutivo (para dietas infantiles por ejemplo), mientras otros la utilizan como ingrediente en sí. La magia de la soja texturizada va más allá.
En los últimos años, la soja texturizada ha ganado gran popularidad, sobre todo entre quienes buscan reducir el consumo de carne de su dieta. Por ello, es fácil de encontrar en supermercados, con lo que la promoción de un producto vegetal con estas características impulsa enormemente el interés por dietas bajas en productos cárnicos e incluso vegetarianas.
¿Qué es la soja texturizada?
La soja texturizada es una forma producida de la soja. Es un elemento natural sin conservantes ni aditivos químicos que resulta de la deshidratación del haba de soja. A través de varios procesos (temperatura, presión y texturización), la materia prima se convierte en pequeñas rocas de un color beige. Aunque su aspecto no es demasiado atractivo y su sabor original más bien insípido, sus propiedades nutricionales llaman la atención de cualquiera interesado en salud.
Su contenido en grasa y sal es muy limitado, así como tampoco contiene azúcar. Las aportaciones de la soja texturizada en fibra y proteína son enormes e igual ocurre con los carbohidratos saludables. Como cualquier legumbre, ya que es un derivado de la soja al fin y al cabo, mantiene funciones antioxidantes y saciantes.
Sus amplios usos en la gastronomía van desde la propia roca deshidratada hasta la rehidratación para utilizarla como tal o para la elaboración de hamburguesas y albóndigas vegetales. Cuando introducimos la soja en agua para dejarla a remojo durante unos 15 o 20 minutos antes de cocinarla, doblará su tamaño y al tacto será esponjosa. Además, su fecha caducidad es muy dilatada, ya que, en seco puede durar hasta un año, mientras que, si te has pasado con la cantidad de soja que querías usar, y ya está remojada, puedes aguantarla hasta 4 días en un recipiente cerrado.
4 ideas para cocinar con soja texturizada
Boloñesa de soja texturizada. En este caso la tratamos como la carne si hidratamos la soja, siguiendo la misma receta de una boloñesa hecha con carne picada. No se puede negar que sea el sustituto perfecto.
Berenjenas rellenas de soja texturizada. De nuevo, lo que prepararíamos normalmente con picadillo de carne de res, cerdo o pollo, podemos hacerlo con soja texturizada, la pulpa de la berenjena, otros vegetales, tomate frito y bechamel.
Cús cús con soja texturizada y curry. Una salsa espesa de curry verde, con cús cús hecho con caldo de verduras, aceite de oliva y perejil, y un sofrito de soja texturizada, ajos, pimiento y calabacín, te salvan cualquier comida evitando la carne. Si le echas un poco de comino para que la soja adquiera un aroma aún mejor, disfrutarás el doble de tu comida vegetal.
Hamburguesa de soja texturizada. Es una receta de lo más sencilla y perfectamente apta para que los niños entren a la cocina. Una vez hidratada la soja, solo tendrás que triturarla con pimentón, perejil, ajo en polvo, comino, harina de trigo, pan rallado, aceite, sal y una cucharada de salsa de soja. Lo puedes acompañar con unas verduras a la plancha o un poco de arroz.