El kéfir es un bebida probiótica muy potente elaborada a base de fermentos de la leche. Se trata de un alimento muy saludable que inició su expansión de forma más bien reciente, pero que poco a poco ha ido ganando terreno debido a su gran parecido al your y a la leche, dependiendo de su textura. Algunos le llaman yogur búlgaro por esta razón y por su origen.
Ya son las marcas más reconocidas de lácteos quienes comienzan a comercializar el kéfir a las grandes cadenas de supermercados, pero este alimento siempre ha sido uno de elaboración natural y reducida, para el consumo propio de sociedades con mucho ganado y difícil acceso a la sanidad reglada, como los pastores de alta montaña o estepa. El Tíbet o Mongolia son aquellos remotos destinos donde los fermentados adquieren mucho éxito por sus beneficios para el organismo y su alargada durabilidad.
De hecho, estudios recientes han demostrado que el kéfir se extiende desde el lejano oriente, en el noroeste de China hacia el Asia Oriental y el Tíbet. Desde allí, adquirió fama en el Cáucaso ruso y comenzó su expansión al resto del mundo.
Infinidad de beneficios para la salud en un solo alimento
Los beneficios del kéfir son agigantados. Uno, muy curioso, ya que se incluye en la familia de los lácteos, es que está aprobado para el consumo de intolerantes a la lactosa. Las enzimas que porta reducen el contenido lactoso del producto final fermentado y agranda la tolerancia a la lactosa.
Por otro lado, tiene agentes bactericidas, lo que le atribuye un uso contra bacterias del tipo salmonella, helycobacter o listeria.
El kéfir contiene propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y modula la microbiota intestinal que regula la glucosa en sangre. Los probióticos que contiene este lácteo disminuyen la permeabilidad intestinal, lo que implica una menor inflamación que producen, entre otras cosas, las enfermedades gastrointestinales crónicas.
Sobre todo, su uso más generalizado incluye la propiedad de facilitar la digestión.
Advertencias del kéfir, es preventivo pero no milagroso
A pesar de todos sus buenos usos, el kéfir tiene también sus contraindicaciones.
La diferencia principal con el yogur es que el kéfir es una elaboración lacto-alcohólica. Su contenido en alcohol no supera el 1%, lo que no tiene ningún efecto para la salud tanto de adultos como de niños, aunque tal vez su contenido enzimáico puede ser demasiado elevado para un intestino infantil. Sin embargo, si se tienen patologías graves de hígado, el kéfir es un elemento prohibido debido a su contenido alcohólico, por muy reducido que sea.
Aviso a intolerantes a la lactosa: sí, podéis tomarlo, pero con cautela, ya que, aunque la fermentación reduce el contenido de lactosa, no lo elimina, lo que puede causar molestias dependiendo de cada cuerpo.
Finalmente, la presencia de agentes antibacterianos pueden contraindicar este alimento a algunos medicamentos dedicados a personas inmunodeprimidas o con problemas de la mucosa intestinal.
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