Miel: El edulcorante más natural

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Pilar Plans
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La miel es el producto que elabora la abeja obrera a partir del néctar de las flores. Al mismo tiempo que liba el néctar, lo va mezclando con sus propios jugos y enzimas, almacenándolo en el buche durante el trans­porte. Al llegar a la colmena, la mezcla es depositada en las celdillas con forma hexagonal del panal, que una vez llenas, se tapan con una capa de cera para que la miel empiece a madurar. Es un modo perfecto de almacenar el alimento para todo el año.

No todas las clases de miel son iguales. Se trata de un mismo producto, pero difieren en el color, densidad y sabor, de­pendiendo sobre todo del origen floral, de la época del año, del clima y del terreno del cual provengan.

La miel es un alimento muy nutritivo debido a la concentración de vitaminas, sales minerales, proteínas y glúcidos que posee en su composición. Aporta un alto contenido calórico y energético debido al gran porcentaje de azúcares que posee.

Cuando las abejas mezclan el néctar de las flores con sus jugos gástricos, la enzima invertasa, que poseen en el buche, ayuda a desdoblar la sacarosa del néctar en dos componentes: glucosa y fructosa. Estos azúcares, así separados, constituyen lo que se denomina azúcar invertido y, en esta forma química, son fáciles de absorber por nuestro intestino, proporcionando una energía sana y natural.

La miel, como cualquier alimento biológico, puede tener cier­tas variaciones en su composición nutricional, ya que depende de la época del año, la composición y el origen del néctar flo­ral, etc. Pero básicamente, además del contenido en azúcares (fructosa y glucosa), posee vitaminas del complejo B, A, E y es rica en aminoácidos y minerales.

La variada y completa composición nutricional de la miel con­tribuye a definirla como un alimento energético con propieda­des antioxidantes, antisépticas y antibacterianas, cuyos efectos resultan, en general, beneficiosos para la salud. También resulta eficaz en ane­mias, agotamientos físicos e intelectuales y en ciertos estados depresivos. Se emplea en numerosos sectores de la industria alimenticia, en repostería, mermeladas, elaboración de panes, galletas, ce­reales, etc.

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¿Cómo reconozco una miel de buena calidad?

miel-edulcorante

 

La miel debe tener una consistencia viscosa, granulada y/o ligeramente flui­da, el color puede variar desde el blanquecino pasando por el rojizo hasta el casi negro, dependiendo de los pigmentos co­lorantes del néctar de la planta absorbida; por ejemplo, una miel de romero tiene un color más claro que la miel cuya base vegetal de elaboración ha sido el brezo.

No deben encontrarse mohos, restos de ceras o cualquier re­siduo que nos indique una falta de limpieza y una deficiente recolección.

Hay que tener en cuenta que la miel es un alimento que llega al consumidor sin apenas procesamiento, sin conservantes y sin ningún tipo de aditivos, es un producto natural y fresco; por tanto, su calidad viene determinada por la pureza de su composición y to­das las características cualitativas y organolépticas que posee.

En el comercio, podemos encontrar distintas presentaciones de mieles:

  • Una miel con un aspecto granuloso, más compacto y a veces, incluso, llegando a solidificarse. Se podría decir de esta miel que es algo más artesanal y tiende a cristalizar por sí sola cuando la temperatura ambiental es baja.
  • Otro tipo de miel a la venta es la que tiene un aspecto algo más licuado, es el mismo tipo de miel antes mencionado, al cual se le ha aplicado un tratamiento térmico para que conserve cierta fluidez, evite la cristalización y facilite su degustación.

Las etiquetas, por regla general, aparte de la marca y el origen geográfico, reflejan la procedencia del origen botáni­co, con el fin de informar al consumidor del tipo de flores que han servido para elaborar la miel.

Observar el aspecto y textura de la miel que compramos es importante. Este producto se suele comercializar en recipientes translucidos, ya sea de cristal o plástico.

¿Engorda la miel?

La miel es un edulcorante que nos ofrece la naturaleza. Tiene la gran ventaja de tener un tipo de azúcar que se digiere y absor­be muy bien a nivel intestinal.

Ahora bien, es un alimento que hay que tomar con cierta mo­deración, sin abusar, puesto que contiene aproximadamente un 70% de azúcares en su composición y los azúcares, al final, se traducen en calorías. Las personas que padecen diabetes han de tener en cuenta que la glucosa es un componente mayorita­rio de la miel; también se debe controlar su ingestión en perso­nas con ciertas alergias al polen y a otros productos derivados de la miel.

Fuente: Diccionario de Gastronomía

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Pilar Plans