Los vinos espumosos, como el cava y el champán, han experimentado un auge significativo en los últimos años, convirtiéndose en una tendencia cada vez más consolidada en el mundo del vino.
Consumo más allá de las ocasiones especiales
Tradicionalmente, los vinos espumosos se reservaban para celebraciones y eventos especiales, como bodas o Año Nuevo. Sin embargo, esta percepción ha cambiado en los últimos tiempos. Los consumidores ahora disfrutan de estos vinos a lo largo de la comida, ya sea en el aperitivo, acompañando el plato principal o incluso en el postre."Hemos visto cómo el consumo de vinos espumosos se ha democratizado y ya no se limita a momentos puntuales", explica María Gómez, experta en tendencias del sector vinícola. "Los consumidores los aprecian por su frescura, versatilidad y capacidad de acompañar diferentes tipos de platos".
Diversidad de estilos y orígenes
Además del clásico champán francés, el mercado ofrece una amplia variedad de vinos espumosos de diferentes orígenes, como el cava (español), el prosecco (italiano) o el crémant (francés). Esta diversidad permite a los consumidores explorar y descubrir nuevos estilos y sabores, adaptados a sus preferencias."Los vinos espumosos ya no se perciben como una opción exclusiva o elitista", señala Gómez. "Ahora son vistos como una alternativa accesible y versátil, que puede disfrutarse en cualquier momento".
