Hace un tiempo, dos personas extraordinarias emprendieron un proyecto muy interesante: recopilar las recetas de 100 platos populares y tradicionales, que merecían ser preservados como parte fundamental del patrimonio gastronómico de los países de Iberoamérica (incluyendo España y Portugal).
Las autoras del libro “Iberoamérica en 100 platos”, Marina Vázquez y Paula Ruiz, reconociendo el valor cultural y la identidad que representan estas recetas, decidieron no solo documentarlas, sino adaptarlas al contexto contemporáneo del siglo XXI.
Las autoras
Marina es gallega de nacimiento y Paula es originaria de La Habana, en Cuba, pero ambas han vivido la mayor parte de sus vidas en Madrid, donde se conocieron, precisamente, en una escuela de cocina.
En su larga trayectoria, han pasado por diferentes fogones, caterings, han impartido clases de cocina y cocinado “para amigos”, quienes les animaron a compartir sus conocimientos y dejar su legado plasmado en un recetario.
Además de sus conocimientos culinarios, algo que me parece fundamental es la importancia que le dan a la nutrición, a la salud, tratando de promover siempre una alimentación saludable y equilibrada.
Selección de los platos: un viaje por las tradiciones
El proceso de selección para la elaboración del libro fue meticuloso. Cada plato ha sido elegido considerando su origen territorial y su autenticidad. Las recetas, cuidadosamente interpretadas y modernizadas, se han reunido en un manual que incluye información sobre los ingredientes, la elaboración y la presentación, con fotografías de cada plato. Un manual que celebra la enorme diversidad culinaria de Iberoamérica.
En el caso de España, la obra incluye clásicos como la sopa a la vasca, del País Vasco; moros y cristianos, un antiguo plato típico de Murcia; el cochinillo relleno, representativo de Segovia; o la fideuà y distintos tipos de arroces de la Comunidad Valenciana. También dulces tradicionales como la tarta de queso de Cantabria; o el flan de huevo, un postre con raíces en la época del Imperio romano.
En cuanto a Iberoamérica, se destacan creaciones emblemáticas como las frituras de malanga, el potaje de frijoles negros y el ajiaco criollo de Cuba; el asado argentino; las arepas de carne de Venezuela; la moqueca de pescado de Brasil; o el inigualable ceviche de Perú.
El libro también incorpora platos que no son originarios de Iberoamérica, pero que se han ido introduciendo a lo largo de la historia por las relaciones y las influencias con otros países como Italia, Francia, Rusia o el mundo asiático.
Armonía de las recetas con la bebida
Actualmente, las autoras trabajan en una ambiciosa tarea adicional: encontrar la bebida perfecta para acompañar a cada receta. Porque la armonía con la bebida es una parte fundamental de la comida que puede enriquecer la experiencia gastronómica.
Este análisis se extiende tanto a las bebidas tradicionales de cada región como a otras propuestas más modernas (incluyendo una selección de vinos en colaboración con la bodega Marqués de Riscal).
Un patrimonio vivo
El libro se publicará próximamente, primero en formato digital y luego en una edición impresa. Pero la idea es que no sea una obra estática. Como autor del epílogo, pienso incluir un llamado a los lectores para que sugieran platos adicionales, que consideren indispensable preservar.
Esta dinámica permitirá que, en el futuro, pueda surgir una segunda entrega: “100 recetas más”. Así, cada lector podrá contribuir a mantener vivo este patrimonio gastronómico, asegurando que las tradiciones culinarias de sus comunidades o países sigan siendo parte de la memoria colectiva y cultural del mundo. No solo será una guía de recetas, sino un verdadero homenaje a los sabores que definen nuestra identidad.