Como ya he comentado en otras ocasiones, la mitad de lo que comemos es líquido y, por ello, para disfrutar comiendo es fundamental que la parte líquida de la comida sea adecuada y armonice con la parte sólida.
Dentro de esa parte líquida de la comida el protagonismo lo tienen, sin duda, los vinos, los diferentes tipos de vino.
Curiosamente, hay muchísima información acerca de los vinos, que hace referencia a su valoración sensorial, sus cualidades organolépticas, sus componentes, su valor nutricional o sus características medioambientales.
Pero, al final, lo importante es que el vino es la pareja ideal de la comida y, por tanto, la información que debería facilitarse al consumidor es qué vino debe elegir según lo que vaya a comer.
Las puntuaciones de calidad y de precio pueden ser muy útiles pero, en último término, el mejor vino puede no ser adecuado para el mejor plato. Un gran vino tinto, un gran reserva, no es precisamente la bebida ideal para tomar con ostras, por ejemplo.
Guía de Armonías
Por ello, quiero referirme hoy a un proyecto muy interesante de una persona que lleva muchos años trabajando en el mundo del vino. Enrique Fernández, fundador del portal Gastroarmonías (www.gastroarmonias.es), está diseñando un espacio online dedicado a las Armonías, que podrá consultarse en un futuro más o menos inmediato. Se trata de una guía práctica donde la gente podrá buscar un alimento o una receta y, automáticamente, aparecerá el vino, o los vinos, que combinan bien con esa parte sólida de la comida.
En ese Espacio figurarán los alimentos básicos pero, también, las recetas que son más habituales en el consumo doméstico y en la hostelería de nuestro país e, incluso, productos y recetas internacionales.
En principio, establece una clasificación de los vinos en 6 apartados básicos: espumosos, blancos frescos, blancos secos, tintos crianza, tintos reserva y olorosos.
Si buscáramos, por ejemplo, un jamón ibérico puro de bellota, automáticamente aparecerían los dos tipos de vino que, en principio, armonizan mejor con ese producto tan maravilloso de nuestra gastronomía: el tinto crianza y el oloroso.
A partir de esa primera elección del vino, también se podrá filtrar la búsqueda por Denominaciones de Origen que tengan ese tipo de vino, o por las Uvas con las que se elabora. Al final, se llegará al vino concreto o las Marcas recomendadas para cada caso.
La idea es facilitar a cualquier persona, sin necesidad de que tenga amplios conocimientos o experiencia en el mundo del vino, la elección más adecuada para cada comida.
El gusto de cada uno
No quiero terminar sin decir que estas recomendaciones genéricas son solo orientaciones. Al final, lo importante es la sensibilidad, el gusto, de cada uno.
A través de ese Espacio de Armonías, nos van a sugerir posibles combinaciones con diferentes vinos para poder acertar con la armonía más adecuada. Pero, luego, si uno prefiere otra “media naranja”, otra pareja para su plato, que no lo dude y lo tome con la bebida que más le apetezca.
Lo que sí es aconsejable es que, antes de tomar una decisión final, se pruebe cada alimento o plato (ya sea un queso manchego, una tortilla de patata, una paella, un estofado de ternera…) con los diferentes tipos de vino. Y, como digo siempre, una vez que hemos probado todas las opciones, la mejor armonía es la que a cada uno le guste más.
En un próximo artículo, trataré de ver cuáles son las armonías ideales para productos tan emblemáticos como el jamón ibérico, el caviar, el foie gras, la trufa, las angulas, el marisco, el gazpacho, la tortilla de patata o las croquetas.