Busca un acompañante si quieres seguir disfrutando de la hostelería

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Guillermo García
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persona comiendo sola

Aunque el titular puede sonar a hipérbole, los hechos nos llevan a pensar lo contrario. Curiosamente, han coincidido en el tiempo dos noticias que, aunque difieren en cuanto a su procedencia – una información pertenece al británico The Independent, mientras que la otra ha sido publicada en el diario español El País – tienen un importante elemento en común: comer solo te puede costar caro.

El acto de comer en un restaurante va mucho más allá del simple ejercicio de alimentarse: es disfrutar, descubrir, compartir… Pero esto no significa, ni mucho menos, que hacerlo sin más compañía que la de uno mismo arruine la experiencia. Para quien sí parece que puede suponer un inconveniente es para el propio restaurante – aunque solo en contadas ocasiones, cabe decir –, que no está dispuesto a renunciar al beneficio que deja una mesa con varios comensales consumiendo.

Esta reflexión no surge de la nada, sino que es producto de ciertas informaciones que han visto la luz en los últimos días. Por un lado, el periódico inglés The Independent publicaba un artículo el pasado 24 de julio acerca de la decisión del restaurante Alex Dilling at Hotel Café Royal de aumentar los precios de su menú degustación.

El local, ubicado en Londres y que cuenta con dos estrellas Michelin, ha tomado una decisión especialmente controvertida: cobrar a aquellas personas que deseen mesa para uno el precio de dos menús degustación. Un gasto mínimo que elevaría la cuenta final a 330 libras para aquellos que acudan sin acompañante – el precio de un menú degustación de cinco pases es de 165 libras –.

El restaurante ha aducido razones de espacio para establecer esta medida. "Desde que conseguimos nuestras dos estrellas Michelin, la demanda de cenas en solitario ha aumentado drásticamente y, aunque hacemos todo lo posible por acomodar a los comensales solitarios, también tenemos que tener en cuenta los costes de funcionamiento de nuestro negocio”, expresaba Victoria Sheppard, directora ejecutiva de Alex Dilling at Hotel Café Royal, en declaraciones a The Independent.

Además, el establecimiento especifica que reservan una o dos mesas para un único comensal sin gasto mínimo – de manera que es posible evitar este pago extra si se reserva con tiempo –, y argumenta, frente a las críticas, que locales nocturnos del entorno ya aplican esta medida, algo que ocurre incluso con las habitaciones de hotel, en la que pagas el mismo precio o muy similar por habitación se reserve para una persona o para dos.

“El 95 por ciento de los comensales que han solicitado una mesa en solitario desde que implantamos el gasto mínimo han estado más que encantados de seguir adelante con su reserva, disfrutando de maridajes de vino o champán junto con su comida", reivindica Sheppard.

Misma situación en Barcelona, aunque con menos elegancia

Por su parte, El País se hacía eco la semana pasada de una circunstancia que viene ocurriendo últimamente en la ciudad condal. En algunos de los puntos más turísticos de Barcelona, ciertos establecimientos hosteleros están negando ocupar una mesa a clientes únicos. Sin embargo, esta situación acontece de manera más sutil.

“En la primera terraza que conseguí mesa, rápidamente llegó un camarero y me dijo que estaba reservada. No lo estaba. En cuanto me levanté, se sentó un grupo de guiris que estaban detrás de mí. En la siguiente, me advirtieron de que solo tendría 20 minutos. Les especifiqué que quería cenar, pero insistieron que debería hacerlo en ese lapso de tiempo. Así que me levanté y en la tercera y última, ya en el último de la calle porque había bastante gente, me dijeron directamente que la terraza solo era para grupos”, explicaba un vecino del barrio barcelonés de Poble-sec a El País.

Una situación que confirman en este reportaje del medio español otros habitantes de la ciudad, que argumentan que se está convirtiendo en tendencia, con el propósito de captar a los grupos de turistas extranjeros en vez de a los clientes únicos. El residente habitual de la ciudad, por tanto, se está viendo desplazado.

Toda esta situación emerge, curiosamente, en un momento en el que comer solo se ha vuelto cada vez más habitual. Un reportaje de Newtral demuestra que en lugares como Nueva York, el número de reservas en solitario ha aumentado en gran medida en los últimos años, hasta en un 80%.

Atrás han quedado aquellos tiempos en los que comer solo suponía un impedimento para disfrutar de una experiencia gastronómica, y cada vez es más habitual visualizar a “foodies solitarios” que se deleitan sin complejos en sus restaurantes predilectos. Que el interés económico desmesurado no acabe con este precioso fenómeno.

Credito
Guillermo García