Una nueva investigación sugiere que el vino y el queso no solo son una combinación perfecta, sino que también podrían reducir el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
La forma más común de demencia, la enfermedad de Alzheimer, conduce al deterioro de las funciones cerebrales que afectan la memoria y la capacidad para realizar las tareas diarias. Según la OMS se estima en 47.5 millones el número de casos en el mundo.
La dieta se ha considerado durante mucho tiempo un marcador de nuestra salud para el futuro, y los estudios han demostrado un vínculo entre la dieta, el Alzheimer u otras demencias. Así, un estudio reciente realizado en la Universidad Estatal de Iowa descubrió que consumir más vino y queso con el tiempo podría ayudar a reforzar la salud cognitiva a medida que envejecemos.
Le puede interesar: Cómo armonizar vinos con quesos
Al analizar datos del UK Biobank, una base de datos de investigación biomédica, el estudio analizó a más de 1.700 participantes, de entre 46 y 77 años, en el transcurso de 10 años. Cada participante completó una evaluación inicial que incluyó preguntas sobre su dieta y una prueba de inteligencia fluida (FIT, por sus siglas en inglés), que mide la capacidad de usar rápidamente la razón y la lógica para resolver problemas. Se administraron dos evaluaciones de seguimiento a los mismos participantes entre 2006 y 2012. Los cuestionarios preguntaron a los participantes con qué frecuencia consumían frutas, verduras, pescado, carne procesada, aves, ternera, cordero, cerdo, queso, pan, cereales, té, café, cerveza, sidra, vino tinto, vino blanco, vino espumoso y licores.
Cruzando todos los datos los científicos descubrieron una correlación entre el consumo de vino tinto y queso con un mayor rendimiento en las pruebas FIT. "Había una relación fuerte y clara entre comer más queso o beber más vino tinto y tener una puntuación de fluidez intelectual más alta durante un período de seis a 10 años", afirmó el investigador principal, el Dr. Auriel Willette.
Se trata, sin duda, de una gran noticia para los amantes del vino y el queso, ya que se considera actualmente que una disminución en los puntajes FIT está relacionado estrechamente con un mayor riesgo de Alzheimer.
El estudio arrojó además una segunda e interesante conclusión. Si bien se encontró que el consumo moderado de vino tinto y queso tenía la mejor correlación de todos los alimentos, para los participantes que tenían riesgo genético de desarrollar enfermedades cognitivas, aquellos que estaban genéticamente predispuestos se beneficiaron del consumo moderado diario de cualquier tipo de alcohol.
"Dependiendo de los factores genéticos que porta, algunas personas parecen estar más protegidas de los efectos de la enfermedad de Alzheimer, mientras que otras parecen tener un mayor riesgo. Dicho esto, creo que las elecciones de alimentos correctas pueden prevenir la enfermedad y el deterioro cognitivo por completo", explicó el autor principal Brandon Klinedinst en un comunicado. "Quizás la solución milagrosa que estamos buscando es mejorar la forma en que comemos. Saber lo que eso implica contribuye a una mejor comprensión del Alzheimer y a poner esta enfermedad en una trayectoria inversa", señaló.
El estudio no examinó qué componentes del queso y el vino eran beneficiosos, y Willette señaló que se necesitarían más ensayos clínicos para determinar si un cambio explícito en la dieta podría afectar la salud del cerebro, pero cree que sus hallazgos son prometedores. "Me sorprendió gratamente que nuestros resultados sugieran que el consumo responsable de queso y beber vino tinto a diario no solo es bueno para ayudarnos a enfrentar nuestra pandemia actual de la COVID-19, sino quizás también para enfrentar un mundo cada vez más complejo que nunca parece detenerse.", sentenció el científico norteamericano.
Fuente: Vinetur