Chile, vinos, experiencias: un país y un recorrido que siempre pueden sorprender, atrapar. Cuba también es una isla en crecimiento si de gustos y apetencias se trata. Por eso la empresa CATACHILE llegó a la Mayor de las Antillas con productos de lujo en una exhibición donde la diferencia de matices y modos de entender la vitivinicultura demostró por qué el país andino es hoy un puntal innegable si de consumo y quehacer enológico mundial se trata.
Durante la presentación comercial que sesionó la primera semana de mayo en el hotel Iberostar Grand Packard, en La Habana, sommeliers, empresarios, compradores, distribuidores, y especialistas en general, pudieron disfrutar de un intercambio profesional en el que varias de las bodegas más emblemáticas de la nación sureña exploraron las grandes potencialidades que aún existen en el mercado de la isla y, a su vez, descorcharon algunos de sus caldos más exquisitos, componiendo un desfile de estilos y cepas que los participantes no dudan en declarar como Premium.
Vinícolas de la talla de Alto Los Romeros; Casa Silva; Donoso Group; Errázuriz; Bodegas Arlequín; Palo Alto; Valdivieso; Domaines Bournet-Lapostolle; Viu Manent y Clos de Pirque integraron el panorama degustativo con lo mejor de los valles de Maule y Colchagua. Asimismo, el encuentro devino oportunidad ideal para expandir un poco más la ruta al Nuevo Mundo y saborear propuestas mendocinas de alta gama de Finca La Chamiza y Bodegas Renacer; así como descubrir lo que se está haciendo en términos de cerveza artesanal, una verdadera sorpresa donde la impronta del saber vinícola está presente de modo interesantísimo.
Con respecto al programa de actividades y cómo se realizó la curaduría de esta inusual exposición de saberes y sabores de Chile a Cuba, dedicada de modo especial a La Habana en su 500 aniversario, comentó en exclusiva Philip Timmermann, presidente de CATACHILE:
"Esta es una empresa que se dedica a la exportación de las mejores viñas chilenas hacia el mundo y esencialmente hacia Cuba con el propósito de ampliar la calidad del vino chileno que llega acá. Es sabido que en Chile hay una muy buena calidad de vino pero, en general, se traen más los ‘entry-level’, o sea los más básicos, que dentro de su gama son muy buenos, que conste.
"Como el vino ha formado parte siempre de mi vida (directa o indirectamente), quise hacer un cambio en la filosofía del exportador chileno de vinos hacia Cuba: decidimos buscar los mejores exponentes y hacer un resumen completo de la viña en sí, pasando por todos los niveles: Entry-level, Reserva, Gran reserva, Premium el Ícono como tope, por eso diseñamos así esta selección", explica.
La presentación constató cuán minucioso había sido el trabajo: no solo se trazó una línea vertical de calidad ascendente, incluyendo productos multipremiados, líderes en las mejores guías vinícolas de la región o catas especializadas, sino también, -y de modo casual-, conformó un diorama de la diversidad geográfica del país, y sobre todo, de cuánto aporta cada terroir en un mapa que es mucho más que costa, valles y cordilleras.
"Esto también es resultado de nuestra selección, aunque de forma involuntaria, pues cada bodega explora diferentes enclaves y posibilidades a fin de ofertar un producto único", apunta Timmermman. "Estas son viñas muy prestigiosas, con las cuales tuve que hacer un trabajo de joyería porque hay cierto resquemor con enviar este tipo de vinos a la isla. En algunos casos existe la falsa idea de que acá solo se consume vino de calidad baja a media, pero mi experiencia personal me ha demostrado que hay mercado para todas las gamas. Hay poder adquisitivo, hay conocimiento, no solo se trata del turismo, hay un mercado nacional que está pidiendo propuestas superiores, que no quiere restringirse. Hay un refinamiento en el paladar, los gustos y consumos están cambiando, ya hay espacio para algo más que cervezas y rones a lo largo de las comidas. Puede que el cliente comience con lo más básico pero poco a poco llega la noción de que existe un mundo vastísimo de posibilidades y son muchos los que ya están optando por ese sabor diferente, por la calidad, y una experiencia en la que destaque más la satisfacción que el dinero. Se puede ver en los establecimientos gastronómicos, restaurantes, hoteles... y es una demanda de quienes lideran la restauración hoy día en Cuba. Quieren algo más para ofrecer.
"Los cambios en el turismo también están influyendo mucho. Se están inaugurando hoteles de muy alta gama. De hecho por eso elegimos el Iberostar Grand Packard para la presentación. Estos hoteles quieren un vino de alto nivel, sobre todo porque, si buscan uno de igual rango en Europa es tan costoso que es casi imposible de traer; en cambio, con Chile puedes encontrar esa misma calidad a un precio mucho menor. Y la gracia también es que, por lo general, en Chile los dueños de las viñas vienen de descendencia francesa, por lo tanto emplean el método tradicional para hacer sus caldos, lo que los hace totalmente comparables con el vino de alta calidad europeo. Además, en el Nuevo Mundo disfrutamos innovar, hacer cosas distintas que al final gustan mucho al cliente, que queda encantado con la propuesta y el nivel de calidad. Hoy día el turista o el conocedor de vinos ya sabe que existe una gama completa de opciones fuera del Viejo Mundo y busca algo más.
"El vino chileno es poseedor de una historia muy rica, y productos inmejorables. Vemos en Cuba un mercado emergente que estoy seguro que CATACHILE puede satisfacer. Haber tenido la oportunidad de este intercambio que hemos realizado con el apoyo de Cuba Ron S.A. lo ha demostrado. El nivel de los profesionales de la gastronomía en Cuba es impresionante. Los sommeliers cubanos tienen un nivel de estudio importantísimo, comparable con cualquier sommelier de Europa, Sudamérica, con personas muy conocidas, y tienen también una humildad y un cariño únicos que hacen de esta tierra un paraíso. Ha sido un intercambio muy rico, expresivo... pudimos sentir la avidez por este nivel de vinos. Y la aceptación demostró que estamos listos; definitivamente".
