Muchos dicen que la República Dominicana y Cuba son hermanos. De hecho, así se ha referido la reconocida chef María Marte al vínculo entre las islas a su llegada a La Habana, donde Excelencias Gourmet ha podido conversar con ella. Hay pistas que nos hacen ver que estos dos países caribeños están unidos por muchos lazos y uno de ellos es la gastronomía.
Desde República Dominicana, aterrizó en la ciudad maravilla de la Mayor de las Antillas la chef María Marte del Rosario para impartir la Master Class “Sabores del Oriente: La Influencia Árabe en la Gastronomía Dominicana”, en el XI Seminario Gastronómico Internacional Excelencias Gourmet, desarrollándose dicho evento, en el emblemático cabaret Tropicana.
María Marte llegó a Madrid con tan solo 24 años y tres hijos. Su historia es inspiradora, “un espejo”, como ella misma la retrata. Entró al Club Allard y salió por la puerta grande y dos estrellas Michelin. Hoy está de vuelta en su país natal, construyendo un enorme proyecto de integración social, al mismo tiempo que trabaja un programa para salvar ciertas plantas comestibles autóctonas de la extinción.
La chef dominicana siempre cuenta que su evolución profesional ha sido constante: “te reinventas o mueres, como decimos en España”. Sobre todo, se inclina cuando recuerda los años que ha pasado en su país de acogida, en que ha sido el sacrificio lo que la ha hecho avanzar en las cocinas y en la vida. Y, aun así, está contenta y muy orgullosa de haberse adelantado a las adversidades y de haber desarrollado una gastronomía innovadora que ya se conoce en todo el mundo.
Una historia de vida que reinventa un concepto gastronómico en el que reina la humildad
Una historia de vida inspiradora para el mundo de la gastronomía es la de María Marte. Por eso, una de sus principales motivaciones a partir de ahora es la de hablar con aquellos que quieren dedicarse a la gastronomía. A la juventud, les insiste en “tener muy claro lo que quieren”. Pone de ejemplo su caso, en el que tuvo que dejar una vida atrás y empezar de cero en otro lugar, pero consiguió lo que se planteaba y mucho más.
“También puedo decirles que yo soy un espejo muy grande donde cada uno se puede mirar y donde cada uno puede decir: "si María Marte pudo, pues yo también puedo".
Sin embargo, su paso por España terminó. Marte sentía que debía de regresar a su República Dominicana. En 2018, la cocinera viró de vuelta por la misma razón: su familia. “Hoy en día se dice que mis hijos son mis primeros fans, que me ven y se sienten muy orgullosos de mí”, explicaba así la admiración de sus pequeños.
María Marte está de vuelta en Jarabacoa, la ciudad que la vio nacer. La pequeña de ocho hermanos, allí fue donde aprendió a cocinar los más típicos guisos dominicanos y lo que, sin frenos, la llevó al estrellato en España y de allí a Cuba y a todo el mundo. Apuntaba que su tierra fue la inspiración de su cocina desde el principio: “Mis platos siempre tienen ese color verde que los caracteriza, y yo digo que cada cocinero expresa lo que fue su vida, lo que es, y lo que ha vivido y lo que vive en el presente.”
Este año, Marte recibe un nuevo galardón más allá de las Michelin y es que el aniversario 166 de la ciudad de Jarabacoa se homenajea en su nombre: “Agradecida con Dios de todos los reconocimientos, pero sí que es verdad que cuando tu tierra natal te reconoce, el regocijo es mucho más grande”.
La historia de María Marte es cuanto menos inspiradora. Su recorrido transatlántico ha reformado no solo su gastronomía, sino que aporta una dimensión mucho mayor a sus platos, que reflejan toda una vida de sacrificio y pasión por los fogones.
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