La gastronomía asturiana es conocida por sus contundentes fabadas y jugosos cachopos, acompañados siempre por un vaso de sidra. Sin embargo, sus postres no son tan conocidos, y qué mejor manera de terminar una buena comida que con algo dulce.
Uno de estos postres, y quizás el más reconocido, es el arroz con leche, una receta indispensable en todos los restaurantes españoles. Lo más común es acompañarlo con canela, aunque la forma tradicional asturiana es quemar una capa de azúcar mezclado con la canela para dejar una fina capa crujiente.
Otra opción muy dulce son los Carbayones, originales de Oviedo y hechos a partir de una base de hojaldre rellena de almendras. Tienen un acabado de yema de huevo con un toque de coñac, bañado en un glaseado que le da la consistencia perfecta.
En Asturias también tienen postres típicos en Semana Santa, y uno de ellos son las Teresitas de sartén. Son pequeños sacos de una masa hecha a partir de vino blanco, azúcar, yema de huevo, mantequilla y manteca con harina y levadura. Esta masa se fríe en aceite, y se puede rellenar de infinidad de cremas, aunque las verdaderas teresitas de sartén van rellenas de crema pastelera y se rebozan en azúcar. La masa es similar a la de los Casadielles, unas empanadillas dulces rellenas de nueces con azúcar y una gota de anís.
También, típicas en Semana Santa, en las comarcas de Luanco y Candás, se elaboran las marañuelas. Unas galletas de mantequilla y anís, con un toque de limón, que se caracterizan por su peculiar forma de nudo. Fueron los celtas los encargados en introducir la receta en el Principado, y las mujeres asturianas se las cocinaban a sus maridos cuando se iban a trabajar al mar. La receta varía en función de la comarca -tradicionalmente enfrentadas entre sí-, pues en Candás utilizan los huevos enteros y en Luanco solo las yemas.
Otro estilo de galleta son las Moscovitas de Rialto, unas pastas de almendra cubiertas con chocolate. También hechas a partir de almendras aparecen las Princesitas, que, junto con yema de huevo cubiertas con un glaseado, son una mezcla entre mazapán y rosquilla.
Además, algunos postres típicos nacieron con la finalidad de poder aprovechar las sobras del día anterior. Este es el caso de los Borrachinos, una mezcla hecha con migas de pan duro, huevos y anís, a la que se le da forma de buñuelos y se terminan con un baño de almíbar. Otro postre de origen humilde y elaborado a partir de pan de estilo borona -pan de maíz-, es el Escaldao. Un postre típico en las comidas navideñas, al que popularmente se le llama “turrón de los pobres”, y que tiene la textura de un pudding.
Si no eres amante del dulce, también hay una opción para ti. Los Frixuelos son una mezcla de crepes con filloas, ideales para rellenar con crema de chocolate o con jamón y queso.
En cuanto a las tartas, la Tarta gijonesa es la más reconocida; una base de bizcocho con una crema hecha a partir de turrón de Jijona. Totalmente diferente es la tarta de sidra, en la que la bebida típica asturiana no impide que los más pequeños puedan degustarla.
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Con todos estos postres asturianos, no cabe duda de que la gastronomía de esta comunidad va más allá de la fabada y el cachopo. Marañuelas, teresitas de sartén, carballones… todo un abanico de opciones para poner un final más dulce a las comidas.
Foto de portada: Bon Viveur