El patrimonio culinario de un país, región o localidad comprende la adición secuencial y estratificación de elementos que secularmente lo han ido conformando. Y Cuba no es una excepción.
Una de las grandes revoluciones en el mundo de la gastronomía se produce después del descubrimiento de América, propiciada primero por los españoles y más tarde por toda Europa, y singularmente también por Portugal en su zona de influencia en Brasil.
La llegada de los europeos a América supuso, además de un choque cultural, un intercambio de alimentos. El nuevo Mundo ofreció al viejo Continente una gran variedad de productos hasta entonces desconocidos pero, a su vez, recibió especies inexistentes en esa zona geográfica. Lo cierto es que la transmigración de productos entre ambas regiones cambió desde entonces y para siempre las características de sus gastronomías.
La llegada de los europeos a América supuso, además de un choque cultural, un intercambio de alimentos. El nuevo Mundo ofreció al viejo Continente una gran variedad de productos hasta entonces desconocidos pero, a su vez, recibió especies inexistentes en esa zona geográfica. Lo cierto es que la transmigración de productos entre ambas regiones cambió desde entonces y para siempre las características de sus gastronomías.
Analogías entre las naciones bañadas por el mar Caribe pueden hallarse en elaboraciones como el cubanísimo ajiaco, el congrí, el consumo del plátano en su más disímiles variantes y el maíz, patriarca de la gastronomía caribeña.
La gastronomía de la costa atlántica o caribe colombiano incorpora las tradiciones de las culturas amerindia, negra y española, además de ser la única culinarioa regional influida también por las comunidades árabes.
Relevantes personalidades de la literatura y el arte han inspirado selectos platos a base de pescados y mariscos. Desde La Habana, la gastronomía cumple con creces su misión de "gran embajadora entre los hombres".
El arribo de los europeos a América enriqueció las cocinas de ambos continentes mediante el intercambio de productos y la adopción de técnicas culinarias que eran habituales en cada cultura.
¿Saben de donde viene la palabra y significado restaurante? ¿Fácil, no? Creo que sí que lo es. Proviene de "restaurant", que significa "restaurativo", refiriéndose a los alimentos que se servían hace dos siglos en Francia. ¿Saben también que en el país galo existe otra versión de la palabra restaurante para conocer a las casas de comidas?
En medio de la campiña, al sur de La Habana, se conservan de forma precaria, las ruinas del que otrora constituyó, uno de los cafetales más avanzados de su época.
Es posible que alguna vez haya escuchado de un amigo o en una reunión de expertos en alcoholemia, la expresión: ¡El Sloppy Joe's Bar es uno de los mejores bares del mundo! Pero, cuando eso ocurre, ¿a cuál se refieren?, ¿al de La Habana o al de Key West? Y es que existen dos "Sloppys" famosos desde los años 30 del pasado siglo, situados en esas ciudades bañadas por el mar Caribe.
Es posible que alguna vez haya escuchado de un amigo o en una reunión de expertos en alcoholemia, la expresión: ¡El Sloppy Joe's Bar es uno de los mejores bares del mundo! Pero, cuando eso ocurre, ¿a cuál se refieren?, ¿al de La Habana o al de Key West? Y es que existen dos "Sloppys" famosos desde los años 30 del pasado siglo, situados en esas ciudades bañadas por el mar Caribe.
Tan usual y cotidiano se ha convertido este término, no solo en Cuba sino en varias naciones hispanoparlantes, que los correctores ortográficos de las computadoras ni se molestan en señalarlos, aunque se esté escribiendo en español y aparezcan dichas palabras de evidente significado inglés. Sin embargo, la forma correcta de anotar y pronunciar los platos así llamados sería en francés: Cordon Bleu.
Disímiles son las costumbres y motivaciones que pueden influir en la decisión de disfritar de una buena mesa, fuera de casa: considerarse un sibarita, un gourmet arriesgado, o alguien a quien le le apetece comer lo que le gusta y conoce.
Ernest Hemingway mantuvo una particular relación con los pobladores de Cojímar durante su residencia en La Habana, Cuba, y en especial con La Terraza, bar restaurante que constituye por derecho propio, un sitio perdurable en la vida y obra del famoso escritor.
A pesar de los estereotipos con los que el cine envuelve a los gánsteres, para convertirlos en personajes seductores e iguales a cualquier mortal que "come" (pasta), "ama" (a la mamma) y "reza" (a la madonna), lo paradójico es que en Cuba se decantaban por otro menú.