Hace poco me sorprendía al leer una noticia del Parlamento Europeo, que proponía que las bebidas alcohólicas, incluyendo el vino, incorporaran en el etiquetado una advertencia sanitaria sobre el riesgo de cáncer asociado al consumo de alcohol.
Finalmente, se han aprobado unas enmiendas al informe, presentado por la Comisión Especial de Lucha contra el Cáncer (BECA), que han llevado a rechazar la propuesta. Entre otras cosas, introducen un matiz importante, la diferencia entre el consumo de alcohol y el "consumo nocivo" de alcohol.
En este sentido, se abre un camino para que las bebidas alcohólicas incorporen recomendaciones en el etiquetado sobre el consumo moderado y responsable de alcohol, en lugar de una advertencia sanitaria.
Bebidas fermentadas vs destiladas
Creo que es importante distinguir entre los alcoholes destilados y las bebidas alcohólicas fermentadas.
Los alcoholes destilados (whisky, vodka, ginebra, ron…) contienen un alto porcentaje de alcohol sin aporte nutricional.
En cambio, las bebidas fermentadas como el vino, la cerveza, el cava o la sidra contienen un menor porcentaje de alcohol y conservan parte de las propiedades nutricionales de los alimentos de origen, ya sean frutas o cereales. Aunque hay diferentes opiniones acerca de si el consumo moderado puede ser beneficioso, sí parece claro que no es perjudicial para la salud.
No hay que olvidar que la Dieta Mediterránea, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, incluye el consumo moderado de vino como parte de una alimentación saludable y equilibrada.
El alcohol, con moderación
Lo que es obvio es que el riesgo para la salud va a depender de la cantidad de alcohol que tomemos. Las bebidas fermentadas como el vino contienen, naturalmente, menos alcohol, de la misma forma que una copa o un cóctel pueden llevar una menor concentración de alcohol si el destilado se mezcla con otras bebidas no alcohólicas.
Además, es importante tomarlo siempre con las comidas para reducir los efectos tóxicos sobre el cerebro o la irritación del estómago. Si se distribuye entre el almuerzo y la cena, mejor.
Las bebidas en la gastronomía
Como decía, nada tienen que ver las bebidas fermentadas con los destilados desde el punto de vista saludable, pero tampoco desde el punto de vista gastronómico.
El vino es el complemento ideal de casi cualquier comida, mientras que los destilados no tienen mucha relación con el mundo gastronómico, excepto a través de los cócteles.
Por supuesto, no estoy en contra de los alcoholes destilados, aunque sí creo que deben tomarse en menor medida y con más precaución que el vino. Algunos platos o recetas, incluso, combinan muy bien con cócteles. Por ejemplo, yo tomaría el ceviche con un Pisco Sour (aunque, como es natural, no lo haría todos los días ni a todas horas).
Armonías con el vino
La armonía es fundamental en todos los aspectos de la vida y, sin duda, también en el gastronómico. Y aquí quiero hacer un paréntesis para aclarar que, aunque es muy común el uso de la palabra "maridaje" para referirse a la combinación de la comida con la bebida, yo prefiero utilizar la denominación "armonía". Creo que es más elegante y adecuada para describir esa combinación ideal.
La mitad de lo que comemos es líquido, por lo que, si elegimos bien la bebida, disfrutaremos más comiendo. Y, sin duda, la bebida ideal (aunque no la única) es el vino o, mejor dicho, los vinos.
Solo en las bodegas de España, hay una enorme cantidad de vinos diferentes, lo que permite encontrar siempre una pareja ideal para cada tipo de alimento o de receta, tanto tradicional como creativa.
En ese sentido, quiero destacar el proyecto de Enrique Fernández (del que ya he hablado en alguna ocasión) que, con el respaldo de ASEUG, está preparando un espacio en internet que permitirá localizar un vino recomendado para cada alimento o plato que queramos tomar.