El trigo sarraceno es... ¿trigo? De hecho, no. El trigo sarraceno es un pseudocereal que ni siquiera se acerca a la familia del trigo, sino que es una planta herbácea de la familia de las dicotiledóneas y cuyos usos culinarios son increíblemente amplios en cuanto a salud. El trigo sarraceno es un elemento gastronómico inclusivo, pues es uno de los mejores ingredientes para personas con enfermedad celíaca.
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¿Qué es un pseudocereal?
Este grano es muy similar al resto de cereales, pero no forma parte de la familia de las gramíneas. Por ello, no contiene gluten y las personas con intolerancias a esta proteína pueden tomarlo en todas sus formas. La forma más común de consumirlo es la harina, con la que preparar tantísimas recetas.
Las semillas del sarraceno contienen gran volumen de fibra, proteínas, vitamina B y minerales. También llamado alforfón, se trata de un pseudocereal con propiedades antioxidantes y cuyo aporte en carbohidratos lo convierte en un grano muy nutritivo. Se presta especial atención a la cantidad de almidón que contiene el trigo sarraceno, ya que protege al organismo durante la digestión y mejora el tráfico intestinal, lo que suele suponer uno de los principales problemas para las personas celíacas.
Los celíacos son personas con mayores posibilidades de desarrollar problemas de salud como el cáncer de colón o el desarrollo del “colesterol malo”, algunas de las dolencias que el consumo de trigo sarraceno puede ayudar a prevenir o aliviar. También es bueno para la salud cardiovascular y ósea, además de que, por su continente en fibra, mantiene una glucemia adecuada a las personas con diabetes tipo 2.
Trigo sarraceno en la cocina, versátil, rico y saludable
El sabor del trigo sarraceno es muy suave, por lo que comúnmente se toma en forma de harina para panadería y repostería. Los sabores dulces, siempre contrastados con las propiedades de los ingredientes atendiendo a la salud, suelen combinar perfectamente con este pseudocereal. Por ello, las recetas que se preparan con trigo sarraceno buscan siempre las alternativas más sanas para la dieta.
Las opciones dulces son infinitas, desde unas tortitas, galletas o magdalenas, hasta alfajores, tartas y buñuelos. Panes, pastas y masas de pizza o empanadas son algunas de las opciones saladas, así como las crepes y quiches de harina de trigo sarraceno que suelen estar entre las recetas más populares. También se puede consumir su semilla cocida como proteína principal, así como el arroz o la quinoa, aunque no es lo más común.
Pipas de girasol, de calabaza, lino, coco o nueces son otros complementos con los que combinar el trigo sarraceno para mejorar su sabor y aumentar sus propiedades, o solo por gusto en tus recetas. También existen ya los flakes de trigo sarraceno, “cereales” de este grano para combinar con yogures, frutas, chocolate o leches.
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