Las esencias culinarias de Guatemala van más allá de lo que se elabora tradicionalmente en los festejos patronales de cada pueblo. La comida casera, preparada con técnicas similares a la de los ancestros, integra una cocina criolla, original y sabrosa, que se debe valorar como parte de la identidad cultural del país y las regiones allende.
Manjar de zares y comida de pobres en época de Cervantes, las huevas del esturión hembra antes de ser fecundadas son hoy todo un lujo al paladar. De su historia, consumo, sucedáneos y variante ecológica entérese aquí.
Los caminos que recorren El Quijote y Sancho están repletos de sabores, aromas y productos que ofrecen un inventario gastronómico de los pueblos manchegos durante la época.
Símbolo de riqueza para algunos, misterio o fertilidad y amor para otros, el pesacdo es uno de los alimentos que más se ha relacionado con la cultura y el arte, la tradición y lo popular.
Euda Morales es periodista y chef educadora. Dedicada a la investigación de las raíces culinarias de su país, Guatemala, hoy nos habla de la importancia del resguardo de las recetas de cocina.
Geo Ripley, Asesor del Ministerio de Cultura de la República Dominicana en el Departamento de Patrimonio Cultural Inmaterial, comienza su ponencia citando a una antropóloga norteamericana, Margaret Mead; quien respondió a la pregunta de sus alumnos sobre cuál consideraba el primer signo de civilización en una cultura con la siguiente reflexión.
La narrativa contemporánea ha apostado por continuar dando espacios a los asuntos de la comensalidad, en su condición de acto tanto fisiológico como social. Los antecedentes de la culinaria tradicional criolla quedan descritos con absoluto desenfado y añoranza, en su sano afán de enarbolar lo auténtico...
Las referencias a comidas y bebidas en la literatura iberoamericana datan de hace varios siglos.
Poco más de cuatro siglos de colonización hispana, unido a sucesivas migraciones, principalmente de Islas Canarias, Galicia, Asturias y Cataluña, constituyeron potenciales constructos en los procesos culturales de Cuba.
El patrimonio culinario de un país, región o localidad comprende la adición secuencial y estratificación de elementos que secularmente lo han ido conformando. Y Cuba no es una excepción.
En esta época del año, el afán por los excesos puede hacernos olvidar las esencias de por qué celebramos; o cuál resulta el actuar más indicado para la ocasión que merece ser agasajada. Si la palabra navidad tiene su origen en el latín nativitas, que significa nacimiento, bien puede asociarse a lo que viene de la tierra. Entonces, ¿cabe considerar al elemento de donde casi todo nace como principal motivo de regocijo, en tanto recordatorio de gratitud pendiente a lo que nos da la vida?
Pareciera que el helado ha estado a nuestro lado desde siempre, pero según algunas fuentes autorizadas como la International Dayri Foods Association, sus orígenes se remontan al siglo II de nuestra era. Aunque no se sabe con certeza el nombre de su inventor, se conoce que personajes tan importantes en la historia como lo fue Alejandro Magno o el sibarita Nerón, disfrutaba de preparaciones elaboradas con hielo o nieve a las que se le agregaban miel o néctares, incluyendo frutas o sus jugos. El hielo y la nieve estaban ahí, solo faltaba la creatividad humana para ponerle sabor.
Bayamo no solo es la cuna de la nacionalidad cubana, sino también ciudad referente de tradiciones gastronómicas de la Mayor de las Antillas. Esta ciudad acogió por cuarta vez el festival Bayamo Gourmet, los días 21 y 22 de noviembre, bajo el emblema "Saboreando nuestras tradiciones", un evento organizado por la Oficina de Información Turística (INFOTUR) de Granma -dirigida por el MSc. Domingo Cuza- y con el co-auspicio de las direcciones provinciales de Cultura y de Patrimonio.
Tenemos un arte culinario patrimonial pleno, convincente, mezclado con muchas culturas del mundo. Por ende, es la cocina cubana, por su manera de ser, un arte conceptual único, exclusivo, vernáculo. Un encuentro de estilos y formas, que ha aportado creativas recetas, cuyos sabores han conquistado el paladar de los más exigentes gourmets del mundo.
Una de las grandes revoluciones en el mundo de la gastronomía se produce después del descubrimiento de América, propiciada primero por los españoles y más tarde por toda Europa, y singularmente también por Portugal en su zona de influencia en Brasil.
La llegada de los europeos a América supuso, además de un choque cultural, un intercambio de alimentos. El nuevo Mundo ofreció al viejo Continente una gran variedad de productos hasta entonces desconocidos pero, a su vez, recibió especies inexistentes en esa zona geográfica. Lo cierto es que la transmigración de productos entre ambas regiones cambió desde entonces y para siempre las características de sus gastronomías.